MONTERREY.- Jaime y Erick tienen 7 y 5 años, junto a sus padres de origen náhuatl, llegaron a Monterrey en busca de una mejor vida.
Cuando los pequeños comenzaban a socializar y acostumbrase a la ciudad, tuvieron que resguardarse en casa por la pandemia de Covid-19 y tomar clases a distancia, lo cual ha afectado su desarrollo social.
Jaime cursa el segundo grado de primaria, mientras que Erick está en su segundo año de preescolar. Él, también extraña convivir con otras personas fuera de su hogar.
Catalina Hernández, madre de Jaime y Erick, relató que el confinamiento pegó en ánimo de sus hijos, quienes querían a toda costa retomar la vida que tenían antes de la pandemia.
Además confesó que para ella no ha sido sencillo adaptarse a la modalidad de clases a distancia, debido a que implica usar tecnología que hasta hace algunos meses desconocía.
También mencionó que esta forma de estudio es desgastante, tanto para sus hijos, como para ella.
El deseo de esta familia que habita en el municipio de Juárez, en la colonia Villa de Anzures, es iniciar el próximo ciclo escolar con clases presenciales, y que de esta manera, Jaime y Erick vuelvan a enrolarse en la vida de la ciudad, mientras tanto, en casa tratan de lidiar con el confinamiento cantando y tocando guitarra.
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