Durango, Dgo. A lo largo de la avenida Aránzazu, la presencia de bordos, boyas, topes o reductores de velocidad ha sido completamente nula durante años, dicha situación ha desencadenado que tanto choferes del transporte público, así como automovilistas particulares, utilicen la rúa para probar el límite de velocidad de sus motores, poniendo en riesgo a los peatones del sitio.
Comerciantes en el fraccionamiento Geraldine, solicitan a la dirección municipal de seguridad pública, comenzar a colocar señalamientos, así como indicadores que permitan identificar cual es el límite de velocidad en la zona, ya que constantemente el sector infantil, suele recrearse sobre dicha arteria, dejando su integridad a la suerte de algún cafre.