Con mayor analfabetismo, zonas indígenas de Jalisco

Las campañas de alfabetización han fracasado en recuperar la lengua y cultura de los Wirrárika del estado.

Con mayor analfabetismo, zonas indígenas de Jalisco
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En Jalisco, 185 mil 080 personas mayores de 15 años de edad, no saben leer ni escribir; en la región norte de la entidad se acentúa la ausencia de alfabetización, que se ha concentrado en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

El director de la Unidad Sociodemográfica del Instituto de Información, Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco (IIEG), Santiago Ruíz Bastida, expuso que la zona norte del estado es donde se presentado históricamente una menor tasa de alfabetización, principalmente en los municipios de Mezquitic y Santa María del Oro.

En el marco del Día Internacional de la Alfabetización, que este año se centra en “La alfabetización y el multilingüismo”, la Unidad Sociodemográfica del IIEG dio a conocer cifras generales con base en los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en las que destacó que, al segundo trimestre de 2019, había en Jalisco 6 millones 207 mil 833 personas de 15 años y más, de las cuales 6 millones 021 mil 844 estaban alfabetizadas y 185 mil 080 no sabían leer ni escribir.

El 99.4% de los adolescentes de 15 a 19 años en el estado pueden leer y escribir, así como el 99.3% de los jóvenes de 20 a 29 años y el 98.6% de los de 30 a 39 años; en el grupo de 60 años y más, el 88.7% estaban alfabetizados.

“Para determinar que una persona está alfabetizada se toma en cuenta que pueda leer y escribir un recado y que tenga la capacidad de realizar operaciones aritméticas sencillas”, precisó Ruíz Bastida.

Los bajos niveles de alfabetización que se presentan en el norte del estado, donde existe una gran presencia de miembros de comunidades indígenas como los Wirraritari, desde la perspectiva de José Luis Iturrioz Leza, investigador y director del Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas de la Universidad de Guadalajara con 30 años de experiencia en el tema, obedecen principalmente a factores como el rezago histórico y a que actualmente “las cosas se hacen a media marcha y otras veces, con malos planteamientos.

“Para rescatar las lenguas propias de los pueblos en este rescate cultural, los agentes de ese proceso tienen que ser ellos”, manifestó.

Iturrioz Leza recordó que han pasado ya varios decenios desde que se implementó un plan de alfabetización para las comunidades indígenas, llamado "Bilingüe-bicultural", al que las comunidades, entre las que destacó a la Wirraritari como la más cercana a nosotros y con más presencia en el estado, mostraron un buen nivel de aceptación aunque no se obtuvieron los resultados previstos.

“Pienso que fue un engaño, es decir, como no se podía entrar en algunas comunidades hablando en castellano, se les propuso una educación bilingüe, en la que se les enseñaría castellano y además, acerca de su propia lengua y su cultura; el problema es que ocurrió lo primero y lo segundo no. En el periodo anterior de enseñanza bilingüe, el Instituto Nacional Indigenista junto con la SEP, construyeron unos albergues en donde los niños eran internados por semanas y la escuela era de una misión de franciscanos, en donde en todo caso, los niños aprenderían algo sobre cristianismo pero no sobre su religión, entonces, fue un manera muy eficaz de utilizar a la escuela como instrumento de disociación y separación de la cultura propia”, expuso.

Enfatizó en que actualmente no se está formando a los maestros de las comunidades indígenas en su propia lengua y lamentó la poca gramática de la que tienen conocimiento: “Como no saben nada de su lengua y muchas veces han sido separados como maestros y como grupo social de sus propias tradiciones, entre los maestros tenemos a la gente que más desconoce su propia cultura; no enseñan la lengua porque no saben reflexionar sobre ella y no basta con hablarla”, dijo.

A pesar de los esfuerzos que el Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas de la UdeG ha emprendido para impartir cursos a maestros wirrárikas, no se ha logrado que se lleve a cabo de una manera secuencial.

La idea es que puedan formarse e impartir clases en su lengua, acción que para Iturrioz Leza, debería darse de manera urgente, ya que como él lo dijo: “No ha habido herramienta más eficaz en la destrucción de culturas y lenguas indígenas que la educación básica”.

“Si tú recibes a niños de 5 años, los separas de sus padres y de su comunidad, y a lo largo del año no participan en el ciclo de celebraciones de la naturaleza, de la siembra, de todo lo relacionado con la cultura del maíz y no peregrinan a Wirikuta, estos niños llegan a los 15 o 16 años con una ignorancia total de su cultura y hablan bien español pero no hablan bien Wirrárika”, señaló.

Poco a poco, esta práctica ha ido cambiando y ahora son los mismos jóvenes quienes lo demandan. En la UdeG, mencionó, el proyecto ha sido bien planteado y se colaboró de manera muy activa para llevarlo a cabo. “Ahora sí estamos impartiendo una secuencia de lengua y literatura maternas, pero estamos trabajando con jóvenes indígenas que ya no saben nada ni de la literatura, ni de la cultura chamánica, ni de la lengua; la mayoría la hablan mal pero estamos tratando de rescatarlos y formarlos porque ellos van a ser los futuros maestros”, agregó.

Recientemente, el equipo de Estudios en Lenguas Indígenas logró el rescate de 800 palabras básicas para nombrar sonidos en Wirrárika, lengua con una riqueza aún mayor que el español y el alemán, gracias al trabajo campo realizado por sus colaboradores, algunos también con más de 30 años en el tema y fruto de 20 años de trabajo que se verán reflejados en la publicación de un libro que llevará por nombre Las lenguas y los sonidos.

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