Muntu es el ejemplo del pintor con calidades alabadas por grandes conocedores del arte, pero cuyas obras, despreciadas por los museos europeos durante años, permanecen poco conocidas por el gran público.
Con esta primera exposición monográfica dedicada al artista, el curador, Michaël de Plaen, intenta hacer justicia a su talento treinta años después de su muerte y “establecer un diálogo de culturas sobre el lugar de cada uno”.
"Fue la idea de destruir prejuicios a través de la belleza y de la fuerza de un artista lo que me motivó. Esta retrospectiva es un avance admirable", afirmó en entrevista con Notimex.
Para De Plaen, autor de una monografía sobre Mode Muntu, el pintor es "el artista del siglo 21", uno de “pocos artistas que provocan tamaña emoción con un discurso universal”.
De Plaen ha tenido un acceso privilegiado al pintor: su padre, el belga Guy de Plaen, dirigió el Museo de Lubumbashi y apoyó a Muntu durante los conturbados años 60, marcados por los conflictos de independencia del país, una colonia belga entonces conocida como Zaire.
De niño, Michaël de Plaen se paseaba entre las obras inacabadas de Muntu y le observaba trabajar.
El artista, nacido en 1940 en el pueblo de Mwanza, en la rica y conturbada provincia de Katanga, empezó a pintar en Lumbumbashi, donde integró, a los 14 años, la Academia de Bellas Artes local, creada por el pintor belga Laurent Moonens.
Empleando materiales sencillos, como guache sobre cartón, el joven adoptó un lenguaje plástico intuitivo propio del arte contemporáneo y convirtió en su marca registrada sus finas siluetas pintadas contra fondos coloridos puntillados, un estilo que no se encuadraba en ninguna corriente artística de la época.