Los escribanos, las personas encargadas de redactar documentos, oficios, cartas de recomendación y hasta de amor tuvieron su boom entre los años sesentas y setentas, dentro de los oficios más solicitados en la Comarca Lagunera.
Al interior del Mercado Juárez de Torreón, en el local número 98, trabaja una mujer de 60 años de edad, se trata de doña Hermelinda Ávila Pérez, quien gracias a su mamá aprendió el oficio de la mecanografía.
Hermelinda recordó que hace más de 50 años su madre doña Guadalupe Pérez Codina, trabajaba sin parar cuando las personas acudían con apuro a que les fuera redactado algún documento. Las filas eran largas y el costo no rebasaba un peso por cuartilla.
Para ejecutar a la perfección esta labor se requieren de ciertas cualidades que no todos poseen, como la paciencia, fuerza en los dedos, así como un amor incondicional al trabajo.
Hace años era sencillo localizar a los mecanógrafos pues se ubicaban en las plazas públicas, al interior de los mercados y en el Palacio Federal. Ahora poco a poco se han ido extinguiendo, pues las computadoras e impresoras llegaron a suplir el trabajo que ellos realizan.
Explicó que era inevitable el no involucrarse en las historias o problemáticas que escribía pues muchos externaban situaciones personales, por lo que debían ser muy discretos.
Hermelinda Ávila se niega a que esta tradición muera. Es la segunda generación que se dedica a la mecanografía y espera que algún día ella también pueda dejar este legado a las nuevas generaciones.