Tlaxcala. La tierra tlaxcalteca conserva una reliquia arquitectónica del siglo XVI, el Convento de San Francisco, que fue construido entre los años 1537 y 1540.
El santuario es el testigo mudo del pasado indígena y colonial, por lo que es uno de los monumentos más notables del virreinato. En sus paredes no sólo se resguarda el valor histórico, también es sede de la catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
El inmueble está ubicado en la ladera de un cerro al sur de la ciudad de Tlaxcala, bajo la custodia de los volcanes. Fue edificado por manos indígenas, una obra que fue orquestada por Fray Martín de Valencia.
Fue uno de los cuatro primeros que construyeron los franciscanos a su llegada al continente en el siglo XVI, junto con los de Huejotzingo, en Puebla; Texcoco, en el Estado de México; y el de la Ciudad de México.
La arquitectura del Convento de San Francisco
- El techo es en forma de dos aguas y carece de cúpulas.
- Consta de una sola nave y su única torre está separada de la iglesia.
- La parte interior del techo ostenta un artesonado de madera, estilo mudéjar, con un valor artístico incalculable.
- El altar principal es de estilo barroco y alberga arte pictórico, esculturas y columnas de madera tallada.
- Actualmente en la casa conventual existe el Museo Regional del estado.
A través de los años, el espacio ha sido escenario para albergar: cuartela militar, hospital, cárcel y, desde 1981, es un recinto cultural.
Ahora, se escribe un nuevo capítulo en la historia de este complejo conventual al ser declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Unesco. Una joya que enorgullece a la sociedad tlaxcalteca y al pueblo mexicano.
INFORMACIÓN: ISRAEL GEORGE, TELEDIARIO DIGITAL