México, 5 Oct (Notimex).- El bienestar físico y emocional de quienes apoyan en las labores de rescate de los sismos del 7 y 19 de septiembre es imprescindible, ya que pueden presentar estrés traumático agudo.
Durante el curso de capacitación en Intervención de Primer Contacto en Crisis de Estrés Traumático Agudo impartido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNAM, los especialistas destacaron la importancia de conocer la sintomatología para darles respaldo psicológico conocido como “cuidado al cuidador”.
Al respecto, se explicó que vivimos un síndrome de estrés, el cual puede ser experimentado de diferentes formas por cada sujeto y se manifiesta en llanto, desmayos o sentimientos de culpa, aunque un factor común suelen ser la angustia y la preocupación.
Otras molestias que se presentan son dolor de espalda, cabeza o tensión muscular, pues les impide descansar; en una condición agravada, el individuo comienza a recordar lo acontecido en el día que lo lleva a una sobreactivación del cerebro y no concilia el sueño.
Por ello, en el curso se recomendó establecer relevos regulares entre quienes participan en estas labores y retirarse periódicamente a descansar con sus familias, pues con frecuencia al implicarse en este tipo de trabajos, los sujetos suelen entrar en una inercia en la que se les olvida dormir, tomarse un respiro e incluso comer.
A esto se suma una fase de resistencia debido al bombardeo de información de quienes participan en estas acciones, ya sea desde la televisión o las redes sociales, donde se informa que se necesita su presencia en tal o cual lugar y ello los obliga a moverse en aras de querer estar presentes en todos los sitios.
Eso, hace que los brigadistas caigan en un punto en el que no se dan cuenta de que su cuerpo está decayendo, lo que representa un riesgo no sólo para ellos, sino para la agilidad de las labores en las que buscan colaborar.
Los ponentes explicaron que el escenario más probable es que el voluntario se desmaye, entre en crisis y que las ambulancias deban emplearse para llevarse al hospital a alguien que debería estar moviendo escombros y no a las posibles víctimas que están debajo de éstos.