MONTERREY.- Han pasado 10 años del peor atentado contra la población civil en México por parte de la delincuencia organizada, la huella que dejó el Casino Royale en la memoria de los neoleoneses no será borrada.
Este 25 de agosto del 2021, el lugar donde se suscitó la tragedia luce mucho muy diferente, apenas alguna estructura persiste tras comenzar los trabajos de demolición y redificación sobre la avenida San Jerónimo al poniente de Monterrey.
Fue un jueves pasadas las 15:00 horas cuando un grupo de hombres armados arribaron en dos camionetas obscuras y un auto compacto e ingresaron al Casino Royale, para posteriormente rociar galones de gasolina al interior y sin decir una palabra e inmutarse, prendieron fuego al lugar cuando se encontraba totalmente lleno. Rápidamente los responsables huyeron.
El saldo fue de 52 personas fallecidas a causa de la inhalación de humo, 12 hombres y 40 mujeres, una de ellas embarazada, algunos cuerpos calcinados y otros con graves quemaduras quedaron en baños y oficinas del lugar.
Los cuerpos de auxilio lograron rescatar a muchos asistentes y empleados, pese al consumado atentado.
Trascendió después que los delincuentes buscaban asustar al dueño del lugar, para extorsionarlo y cobrarle una cuota de 130 mil pesos mensuales por operar.
El hecho trágico fue noticia nacional e internacional, el sello de terror le dio trascendencia mundial a lo ocurrido, enlutando a Nuevo León y México casi por igual.
De ello, 25 personas se encuentran encarceladas y al menos 10 cumplen sentencias de entre 75 y 100 años, aunque las investigaciones de la Procuraduría General del Estado de Nuevo León, luego de la Procuraduría General de la República y ahora de la Fiscalía, no han sido del todo transparentes, pues no hay certeza sobre el avance de los procesos judiciales entorno a posibles actores del atentado. La justicia está todavía pendiente para algunos, mientras que otros tres investigados fueron abatidos o asesinados en diferentes eventos posteriores.
En cuanto al lugar, hoy, luce prácticamente derrumbado, con planes de mantener el estacionamiento subterráneo y volver a erigir algún inmueble para beneficio del dueño.
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