Tras el anuncio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) de multar a quienes incrementen el precio estipulado para las tortillas, los comerciantes se muestran preocupados, pues aseguran que ya no les es rentable continuar con su producción bajo el precio de máximo 15.50 pesos por kilo.
“Si una tortillería se pasa de rosca, si abusan en el precio, le vamos a aplicar una multa de 3 millones de pesos, y si eso no es suficiente, a las 24 horas vamos a volver a cerrar la tortillería y a asegurar el producto”, aseveró en días pasados Ricardo Shefield titular de la Profeco.
En un sondeo realizado por Telediario a tortillerías de la ciudad de León, el 80% de los productores comentó que han visto incrementados los costos de los insumos para la elaboración de sus productos, por lo que mantener el precio de las tortillas no les resulta rentable.
“La tonelada antes estaba como en 5 mil y ahorita ya está en 5 mil 300 o 5 mil 400”, comentó Rodolfo Reyes quien lleva más de cinco años con su negocio y quien además agregó “Si a nosotros nos suben los precios, tenemos nosotros que también subir el producto de la tortilla”.
Cabe destacar que, aunque los precios del maíz pueden variar de acuerdo al proveedor que surta al negoció, en general la mayoría coinciden en presentar un precio más elevado en cuanto a la tonelada de dicho grano.
“La compraba a 4 mil 800, luego me la dieron a 5 mil y ahorita estoy comprando en 6 mil 500”, compartió David, dueño de una pequeña tortillería ubicada en la colonia Satélite.
Además, comentó que este no es el único insumo que ha aumentado, pues también lo han hecho el costo de los servicios ya que actualmente paga de 12 a 15 mil pesos al mes por el servicio de gas natural y 4 mil 800 en su recibo de agua, por lo cual las ganancias son prácticamente mínimas y solo les dan para cubrir los gastos y compra de lo básico.
“Si les aumentaron lo que es el maíz, pero como no tienen permitido aumentar lo que es la tortilla, pero si les perjudica porque a ellos si les aumentan el precio", comentó la empleada de una tortillería cercana a zonas industriales, cuyos principales compradores eran los empleados de dichas fábricas y que al dejar de laborar representaron la pérdida del 50% de sus ventas.
En su mayoría, los tortilleros coinciden en que sus ventas se han visto drásticamente reducidas en porcentajes que van desde un 30% a un 50%, situación que atribuyen a que las familias salen menos de sus hogares, las fábricas se encuentran cerradas y diversos negocios de la industria de la comida han dejado de salir a vender, por lo cual no creen poder mantener los precios de este alimento tan básico en la dieta del mexicano, a menos que reciban un apoyo al respecto.