La violencia y discriminación ejercida contra las mujeres se puede presentar de diversas formas, en distintos ámbitos y en la vida laboral y productiva de las que muchas y cada día más mujeres toman participación activa aplicando sus capacidades y talentos, pero aún hay mucho por avanzar.
Explicó que se debe entender que cualquier distinción, exclusión o restricción hecha en base al sexo que tienda al efecto o propósito de disminuir o nulificar el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos por parte de las mujeres, se debe considerar un perjuicio y ello independientemente de su estado civil o edad y de cualquiera otra distinción.
Las mujeres trabajadoras también están sujetas a casos de violencia pues los datos disponibles advierten que la violencia en el mundo laboral afecta desproporcionadamente a las mujeres, y las de Durango, no son la excepción, sostuvo.
Recordó que con base en información proporcionada por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENRIREH) 2016, revelo que en Durango el acoso laboral se situó en valores cercanos al 35 por ciento; mientras que la media nacional apenas alcanzó el 30 por ciento.
Finalmente sostuvo que según estudios especializados de organismos internacionales, las consecuencias del menoscabo de los derechos de las mujeres trabajadoras son diversas y van desde la sensación de menosprecio y exclusión ejercidos en su contra que incluso llegan a convertir el lugar de trabajo en un espacio hostil y desagradable, hasta el hecho de que, en muchas ocasiones, sobreviene algún daño psicológico y emocional, acarreando desafortunadamente en muchas ocasiones el abandono del puesto de trabajo.