Aunque parezca increíble, la 'consola' más jugada en esta pandemia en realidad fue el dispositivo móvil, y los usuarios más comunes fueron los niños que se encontraban en la preadolescencia según The Competitive Intelligence Unit, la cual menciona que el 75 por ciento de todas las personas que juegan en México prefieren hacerlo en un celular.
Por el lado de las auténticas consolas, Xbox se lleva el primer lugar que capta la mayor participación del mercado con un 60.7 por ciento, y solo en este ramo, la versión Xbox One con el 36.9 por ciento, Xbox 360 con 17.7 por ciento y la nueva Xbox Series X con solo el 3.4 por ciento.
Seguido se encuentra Play Station con una cuota del mercado del 29.2 por ciento y Nintendo un tercer lugar con un 10.1 por ciento.
"Las consolas de videojuegos más populares fueron las de Xbox, seguidas de las de Play Station y en tercer lugar las de Nintendo, aunque en el panorama completo, las personas que juegan videojuegos en línea en México, el 75 por ciento prefiere hacerlo en un teléfono celular, el 20 por ciento en una consola de videojuegos, le 8 por ciento en una tablet, el 6 por ciento en PC y solo el 4 por ciento en una consola móvil como lo era el Play Station Portable (PSP)" añadió Fernando Santillanes, experto en tecnología
Nuevamente con Animal Crossing ocurre algo interesante, ya que en el celular existe una aplicación fuera del juego que se encuentra en Nintendo Switch, y que pese a ser la consola menos preferida por los mexicanos, este juego tuvo un éxito en celulares por tener esta capacidad de simulación de vida.
Los juegos en donde más suelen iniciar en este mundo virtual normalmente son los que ni siquiera son aptos para su edad tales como Call of Duty, Battlefield o Dark Souls, los cuales son de clasificación B y que pese a ello, son los niños los que más juegan estos títulos, mientras que los adultos al cargar con más responsabilidades solo es de vez en cuando.
El tiempo jugando también es necesario
Algo que los padres deben de tener en cuenta es cuánto tiempo le dedican sus hijos a jugar videojuegos y al estudio, ya que muchos terminan destinando más tiempo de lo que deberían, y como consecuencia la formación académica del pequeño se ve afectada.
"Muchos padres tuvieron la irresponsabilidad de decirle a los niños y adolescentes que se queden toda la tarde jugando, ya que al menos platican con sus amigos, pero esto a pesar de que alguna forma suple esta convivencia social real, también puede traer consecuencias como tener una sana o exceso consumo de productos digitales; el abuso digital es importante recalcar, es igual de malo que cualquier otro abuso y nosotros como padres de niños y adolescentes tenemos que ser responsables de ver cuánto tiempo pasan en pantalla como tan fácil ir y decirles que apaguen la tele o el celular, o utilizar como en todos los dispositivos, los controles parentales" añadió el experto en tecnología Fernando Santillanes
El abuso de videojuegos puede ser comparable incluso con el de las drogas, razón por la que los padres deben de monitorear en todo momento el tiempo que sus hijos los consumen para no generar un sentimiento de dependencia o hacerlos asociales por nunca haber interactuado con el mundo real.
Aun así, existe la creencia de que los videojuegos provocan que los jóvenes se hagan violentos o simplemente su consumo es malo, sin embargo fue gracias a ellos que la mayoría encontró un método de entretenimiento durante la pandemia dicho incluso por la Organización Mundial de la Salud, aunque cabe mencionar que esto debe hacerse sin abuso.
"Como padres tengan la capacidad de llevar a sus hijos no solamente a consumir videojuegos, también a crearlos, hoy existen plataformas que te permiten aprender a programar videojuegos, a crear tus propios videojuegos, a crear tus propias historias, y si nosotros como padres responsables de menores de edad no asumimos que tenemos que ayudarles y estar pendientes de lo que consumen, no podemos exigirles que no abusen de esos elementos digitales", enfatizó Fernando Santillanes.
Así que como tal los videojuegos no son malos, sino que el abuso de ellos es lo que genera esa sensación de ansiedad y estrés que provoca conflictos entre padres e hijos.