Desde niña, Elisa Carrillo soñaba con ser bailarina, a los 16 años se fue a vivir a Europa para continuar sus estudios, ahora además de ser Primera Bailarina de la Ópera de Berlín es esposa, madre, embajadora de la cultura de México, presidenta de la fundación que lleva su nombre y en los próximos días regresará a su natal Texcoco para recibir un merecido homenaje.
Uno de los más grandes sacrificios que ha tenido Elisa Carrillo es estar lejos de su familia, “dejar mi país y a mis seres queridos ha sido difícil, aunque siempre están presentes en mi corazón, pero son cosas por las que tienes que pasar para alcanzar tus sueños”.
Destacó que tanto en su vida profesional como personal ha sido elemental el apoyo de su familia, “tengo unos padres maravillosos que siempre están ahí para apoyarme, y ahora que soy mamá lo valoro aún más porque mi hija es mi razón de vivir y seguir creciendo”.
Destacó que la idea de que las mujeres profesionistas no pueden ser buenas madres es solo un tabú, “todo es posible en esta vida, los hijos te enriquecen como ser humano y como mujer, uno le encuentra más sentido a la vida. Ser mamá ha cambiado mi vida no en el sentido de dejar de lado mi profesión, al contrario, pero si ha cambiado la dinámica, tuve que aprender a dividir mi tiempo”.