ESPECIAL.- La falta de conocimiento y respeto a los derechos humanos gira en torno a un problema de salud pública que actualmente es un reto para las empresas de Nuevo León.
Se trata de la instalación de lactarios en donde las madres trabajadoras pueden extraer leche materna de forma segura e higiénica, pero la realidad dista mucho de lo que debería ser en las más de 130 mil unidades económicas que existen en el Estado contabilizadas por el Inegi.Mariana Villalobos, activista en pro de la lactancia, asegura que la ley ampara este acto de amor pese a que la meta todavía está lejos de lograrse.
Este espacio debe ser amplio, con clima, asiento, enchufe, agua y un frigobar exclusivo para almacenar el alimento. Además, la mujer cuenta con tres períodos de 30 minutos cada uno durante la jornada laboral para obtener el líquido por lo que dure la lactancia.
El artículo 30 de la Ley para la Protección, Apoyo y Promoción de la Lactancia Materna en la entidad establece multas a empresas o centros de trabajo por:
No contar con lactarios de $51,340 a $205,360
Impedir el ejercicio de extracción de leche materna de $205,360 a $513,400
La obligación de los empleadores para instalar salas de lactancia venció en enero del 2018.
La leche materna ofrece tantos beneficios al bebé que no se consiguen en ningún otro alimento.
La madre que amamanta a su pequeño también goza de protección contra la probabilidad de desarrollar cáncer de mama y osteoporosis.El tema de la obesidad infantil que en México ocupa el nada honroso primer lugar, también está ligado a la lactancia.Mariana Villalobos afirma que la recomendación internacional es brindar leche materna como alimento principal durante los primeros 6 meses y después del año con alimentos complementarios mínimo hasta los 2 años de vida del pequeño.
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