Juan comenzó a cultivar su propia marihuana hace tres años en el interior de su casa, en Guadalajara. Para consumir la planta debe esperar casi seis meses. El proceso de conseguir semillas, sustratos y todas las herramientas, y encima hacerlo a escondidas, ha sido largo y complicado, dice.
Su motivación fue su padre, quien falleció de cáncer. Cuando él murió comenzó a hacer productos a base de marihuana para ayudar a las personas a reducir el dolor de algunos padecimientos. Como consumidor, también busca tener certeza del origen y la calidad de la semilla.
“También lo que se busca es la reducción de riesgos, se trata de que sea algo sano y que no te dañe. Si la cultivas tú mismo estás seguro de lo que consumes”, comenta.
En México, las personas prefieren cultivar su planta de cannabis con semillas importadas de Estados Unidos porque la calidad es mejor. En el país, el cuesco o semillas suele ser una mezcla cuyo origen y proceso de cultivo se desconoce.
Juan, en compañía de otros amigos, comenzaron a crear sus propios instrumentos para el cultivo de cannabis, pues son costosos y difíciles de conseguir.
“Muchas de las cosas que hacemos las estamos haciendo nosotros mismos como las lámparas, también está en proceso de creación un sistema de riego automatizado cuando podamos agrandar esto”.
A pesar de haber un avances en la despenalización para el consumo, producción y distribución de la marihuana, Juan cuestiona si la iniciativa se trata de legalización o regulación.
“Se va a prestar de todos modos a temas de extorsiones, porque es tan conocido que los policías luego te clavan una cosa y ya con eso te pueden meter en un problema más grande. Da lo mismo si traigo una pipa o un camión, si es legal es legal ¿no?”
Lo cierto es que está a la espera de que entre en vigor la ley para incrementar su capacidad de producción y a la par seguir creando los instrumentos para el cultivo en interiores. Pero sobre todo para dejar de hacerlo a escondidas.
CGE