Se cumplió un año de la localización de los restos del estudiante de la Universidad de Guadalajara, José Francisco Villa, y su familia sigue sin poder darle sepultura. Faltan tres piezas pero no hay certeza de que el personal del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses pueda encontrar y analizar esas secciones anatómicas.
Para su mamá, María de los Ángeles Tomás, han sido meses infernales: “Primero saber que estaba desaparecido, y ahora saber que pues ya está, pero sigue desaparecido en SEMEFO prácticamente”.
En diciembre, a esta madre de familia le prometieron que tendría el resultado de la confronta de la parte posterior de la pierna de su hijo. Al no haber respuesta, acudió el pasado 15 de enero al instituto: “Fuimos y nos dijeron que ya no había nada, que ya no habían encontrado nada, que no tienen personal, que todos están enfermos, nos dan como largas nada más”.
José Francisco Villa desapareció el 2 de octubre de 2019; sus restos fueron hallados en enero del 2020 dentro de la fosa descubierta en Matatlán. La Fiscalía primero quiso entregarle a su familia un brazo con un tatuaje. El Instituto le advirtió que no se le autorizaría y prometió que armaría el cuerpo.
“No nos resuelven y de perdida que nos digan [que] ya no se encontró nada, pero que yo sepa que están buscando”.
¿Hoy que pide?
“Que ya me lo entreguen”.
¿Aunque falten esas tres piezas?
“Sí, porque yo sé que ya no van a seguir buscando”.
Su abuela, su madre y su hermano solo quieren tener paz y darle sepultura a José, un estudiante de preparatoria que tenía 18 años de edad: “Ya ahorita lo único que quiero es recuperar sus restos para darle cristiana sepultura, y lo demás, algún día habrá justicia”, pide María.
CGE