Diversas investigaciones a lo largo de los años han revelado que el tiempo que pasamos en nuestros teléfonos móviles interfiere con nuestro sueño, autoestima, relaciones, memoria, capacidad de retención, creatividad y productividad, así como habilidades para resolver problemas y tomar decisiones.
Sin embargo, estudios recientes descubrieron que el tiempo que utilizamos nuestro celular puede elevar de manera crónica los niveles de cortisol, la principal hormona del estrés de nuestro organismo y esto podría amenazar nuestra salud y acortar nuestra vida.
El cortisol es nuestra hormona primaria de reacción de lucha o huida. Su liberación genera cambios fisiológicos tales como aumentos repentinos en la presión arterial, la frecuencia cardiaca y el azúcar en la sangre, que nos ayudan a reaccionar y sobrevivir amenazas físicas graves.
Sin embargo, el incremento repentino de esta sustancia, inducido por el uso excesivo del celular no genera buenas cosas para nuestro día a día. Y los niveles de cortisol están elevados cuando tu celular está a la vista o cerca, o cuando lo escuchas o incluso piensas que lo escuchas.
Es una respuesta al estrés, y se siente poco placentera, y la respuesta natural del cuerpo es querer revisar el teléfono para hacer que se vaya el estrés. No obstante, aunque hacerlo te podría calmar por un segundo, probablemente empeorará las cosas a largo plazo.
Pues en cuanto abres tu celular puedes ir encontrando situaciones que pueden irte generando más estrés, y entre más tiempo pases en él, será más probable que tus niveles de cortisol aumenten crónicamente.
Los niveles de cortisol elevados se relacionan con un mayor riesgo de problemas de salud graves, incluidos depresión, obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 2, problemas de fertilidad, hipertensión arterial, demencia e infartos cerebrales.