La exposición comprende pinturas, fotografías, objetos, atuendos, vestimenta, instrumentos y demás objetos que pertenecieron a indígenas de esta comunidad desde 1875 hasta nuestros días.
Se incluyen 140 objetos de dos y tres dimensiones provenientes de Quebec, Saskatchewan y Minessota, entre otras provincias.
Las tradiciones y creencias de los Anishinaabeg, también llamados Ojibwa, fueron silenciadas por la iglesia y el Estado durante varias generaciones, afirma el museo en relación a las residencias escolares donde muchos niños fueron abusados por sacerdotes católicos.
La comunidad Anishinaabeg es una de las más populosas y diversas en Norteamérica y su arte fue profundamente influenciado por su interacción con diferentes comunidades a través de los siglos.
Muchas de las coloridas pinturas tienen a animales y flores como tema y están basadas en leyendas tradicionales. “En los tiempos de la creación el hombre descendió del cielo –eso es lo que significa Anishinaabeg. Al ser parte de la creación debemos ser respetuosos entre nosotros y vivir en armonía, esto incluye cualquier ser humano que tiene diferentes necesidades y vive en otras áreas (agua, aire, tierra)”, cita un texto que acompaña al cuadro principal de esta exposición.
“Pescador con cola rota” es una obra realizada por el indígena Jackson Beardy, de Manitoba, en 1972 basada en una leyenda donde los hombres lanzan flechas a un wolverine con cola cortada, quien quisiera decirles que es inofensivo por lo mismo”.
Otra pintura “Madre humana con osos”, de Norval Morrisseau (Ontario, 1970) refiere a la leyenda de que una mujer alimentó con su pecho a crías de oso. La pieza “Madre naturaleza y mujer” (Roy Thomas, 1970) representa a la mujer que da vida a todo lo que le rodea con su poder físico y espiritual.