MÉXICO. - La brecha de conectividad en el país está abriendo aún más la brecha educativa. De acuerdo con la UNESCO, en México, 24.84 por ciento de los estudiantes de entre 7 y 17 años no tiene acceso a internet y 4.47 por ciento no cuenta con televisión por lo que no pueden estudiar a distancia durante la contingencia por Covid-19.
En lo que va del ciclo escolar, una tercera parte del alumnado de la secundaria 157, ubicada en Coyoacán, en la Ciudad de México, no tiene comunicación constante con los profesores, afirma su director, Juan Luis Luna.
“Hay alumnos que no cuentan ni con teléfono celular ni con televisión, se pensaría que, por ser una escuela en Coyoacán, esto no pasa, pero sí”, recalca el directivo. En la última década, el acceso a internet creció más del doble al pasar de 21.3 a 52.1 por ciento, pero disminuyó el número de hogares con televisión de 92.6 en 2010 a 91.1 por ciento en 2020, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“La tercera parte de las familias tiene una computadora, pero a veces se debe compartir con varios estudiantes o incluso con sus padres”, reclama María Elena Estavillo, presidenta de Conectadas Mx, una red de mujeres que promueve la igualdad en los sectores de telecomunicaciones y tecnologías de la información.
Los alumnos con conectividad pueden acceder a la plataforma Moodle e incluso tener clases por videoconferencia, pero para quienes sólo se pueden conectar a través de recargas, el WhatsApp ha sido una herramienta útil, por este medio se envían fotografías con las actividades a realizar en los libros de texto, explica Luna.
Para los alumnos sin conectividad “este medio es mejor porque las recargas incluyen WhatsApp gratis”, dice Claudia Cerón profesora de inglés en la secundaria 157.
En su caso, debe cuidar que las actividades que asigna no incluyan videos largos o presentaciones con imágenes porque consumen muchos datos y es una limitante. Cerón afirma que ha habido muchos contagios y la baja en los ingresos en las familias ha provocado que no tengan para pagar internet o poner recargas.
La educadora Maygori Antonio Yáñez coincide, de sus 27 alumnos de preescolar en el municipio de Ixtapaluca, en el Estado de México, “55 por ciento ha tenido problemas de conectividad por falta de dispositivos o porque sus padres no tienen posibilidad de contratar internet, en esos casos les damos instrucciones por llamadas telefónicas, pero es muy complicado en preescolar”.
Según una encuesta de 2020 de la Universidad Iberoamericana y la UNESCO, en México, el 78.6 por ciento de las personas reportaron dificultades para continuar con la educación de niños y adolescentes en casa, por alguna de las siguientes razones: 48.5 por ciento por falta de computadora e internet y 31.4 por ciento por falta de apoyo por parte de las y los maestros.
AT&T ha visto cómo las brechas de conectividad y acceso a herramientas digitales han evidenciado que no todos los alumnos cuentan con las mismas oportunidades de acceso a la educación.
Por eso se alió con la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México y Fundación Televisa, para apoyar a que maestros de educación básica de la Ciudad de México sigan impartiendo clases a distancia y mantengan la comunicación con alumnos y padres de familia.
En esta coyuntura “en AT&T no queremos que la falta de conectividad sea una capa más de complejidad para el proceso enseñanza-aprendizaje”, dijo Daniel Ríos, vicepresidente adjunto de asuntos externos de AT&T México en entrevista con Milenio.
La compañía hizo un donativo de mil 300 smartphones con conectividad para los profesores para que continúen enseñando a miles de estudiantes en la Ciudad de México ante las condiciones adversas por la pandemia de Covid-19.
“El proceso de aprendizaje es básicamente un proceso de conectar y reconectar no sólo neuronas, sino conectividad a internet”, destaca Ríos.
Para Estavillo, “el gobierno no ha hecho lo suficiente, aunque esto es responsabilidad de toda la sociedad, tenemos que sumar de la iniciativa privada, de los ciudadanos organizados para ayudar a las familias a contar con infraestructura mínima de dispositivos y acceso a internet”. “Cuando estamos juntos hacemos mucho más”, concluyó Ríos.