DURANGO .- "La Virgencita de Guadalupe nos protegió, nos hizo invisibles", narra aterrada Alexa de 11 años, quien vio a Patrick Crusiere cómo mataba a la gente que estaba en el Walmart en El Paso, Texas.
La familia Olivas Ávila, conformada por Josué, Ariana y sus tres hijos, Alexa de 11 años; Ángel Tadeo de 9 y un bebé de un año y medio, quienes son originarios de Gómez Palacio, habían salido la noche del jueves hacia El Paso.
La finalidad era comprar, allá en Estados Unidos, una silla de ruedas ajustada a la necesidad de Ángel Tadeo, quien tiene parálisis.
Esperaron por más de dos horas en la línea fronteriza de Ciudad Juárez con El Paso y cruzaron sin dificultad.
Ellos llegaron el viernes por la mañana, a bordo de su vehículo. Nunca se imaginaron lo que vivirían, en Estados Unidos.
Ese viernes se dirigieron al consultorio de un ortopedista, quien valoraría al pequeño Tadeo y comprarían la silla de ruedas que tuvo un costo de mil 500 dólares, un aproximado de 28 mil pesos.
Josué y Ariana decidieron quedarse y pasaron la noche junto con sus niños, en un hotel, ya que descansarían para emprender el regreso a Gómez Palacio.
Al mediodía del sábado, se alistaron y dejaron el hotel para dirigirse a Walmart de Cielo Vista. Todo transcurría como un fin de semana normal, la gente de compras en los malls.
Llegaron al estacionamiento del Walmart, descendieron y entraron a comprar algunos artículos escolares para los niños.
Tadeo estrenaba su sillas de ruedas, que por cierto estaba muy contento. Llegaron al área de cajas y pagaron para luego dirigirse a un restaurante de hamburguesas, dentro de la misma tienda. Josué bajó a su hijo de la sillas de ruedas y lo sentó, en una silla normal junto a la mesa.
"Repentinamente se escucharon varios disparos", dijo Josué.
Recordó que en cada instante eran más fuertes los estruendos, ya que el tirador se acercaba.
"Mis hijos se asustaron mucho", enfatizó.
¡Dios mío qué sucede! exclamó Ariana, quien escucha los gritos de la gente y las ráfagas de fuego.
Ariana recuerda que Crusiere, les apuntó con el rifle y sólo esperaba el final mientras trataban de protegerse con la silla de ruedas de Tadeo.
"Mi instinto fue protegerlos, ya tirados en el suelo, cuando Crusiere seguía disparando hacia otro lado", dijo Josué.
El bebé lloraba tras los disparos y Josué le tapó la boca para que el tirador no se alterara.
"Estuvimos muy cerca de morirnos, tuvimos al asesino a escasos metros, fue una experiencia terrible", dijo Ariana.
Tadeo contó que vio a un señor tirado en el suelo y estaba lleno de sangre, ya no se movía.
Las bolsas de compras estaba a un lado de él y ensangrentadas. "Lloré" exclamó el pequeño Tadeo.
Hubo un momento, en el que pudieron salir de la tienda y ponerse a salvo cuando los policías de El Paso tenían asegurada la zona de riesgo.
"Dejamos abandonada la silla mi hijo Tadeo y gracias a Dios la libramos", contó Josué, quien añadió que la silla, ya no la pudieron recuperar.
Lo cierto es que la familia Olivas Ávila, resultó afectada psicológicamente y solicitan a las autoridades del Ayuntamiento, que se les brinde una atención especializada, para salir de este trauma.
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