La Feria Regional de Cuencamé congregó este fin de semana a los más de 200 fieles devotos que viajan horas en carreta desde la Flor de Jimulco hasta Cuencamé con un solo fin, agradecer al Dios de Mapimí.
Para el mes de agosto la tierra de generales se viste de colores con su música, baile y tradición.
La Feria regional de Cuencamé reúne a casi 5 mil visitantes por día. Artesanías, actividades culturales y noches de baile forman parte de esta festividad.
Sin embargo, la verdadera razón es una: feligreses de municipios como Juan Eugenio y San José de Zaragoza viajan durante un par de días para visitar al señor de Mapimí.
Más de 50 familias viajan en carretas con un par de mulas hasta Cuencamé en representación de esta tradición.
En 1715, los indios tobosos atacaron al rey de Mapimí. La intención de los indios era destruir la imagen. Sin embargo, los portadores del cristo huyeron con la imagen rumbo a Parras de la Fuente.
Al pasar por la Sierra de Jimulco decidieron esconderla debajo de un mezquite. Un documento histórico explica que la imagen fue encontrada tiempo después por una mujer india.
Tras el hallazgo el cura decidió trasladar la imagen a Cuencamé pero la gente de Mapimí comenzó a reclamarla. Sin embargo, las veces que se intentó trasladarla sucedían cosas que no permitía mover esta imagen.
Las actividades religiosas son el principal motivo de esta feria.
La iglesia principal es visitada durante todo el día por los fieles de votos, en donde se encuentra la imagen de 1.95 metros de altura y hecha de caña de maíz.
Este 4 de agosto como cada año, los peregrinos llegan en carroza a Cuencamé en donde permanecen unos días y regresan de nuevo a su tierra.
Es así como la tradición de más 300 años permanece vigente.