CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) - La ofrenda de un lobo enterrado hace más de cinco siglos y adornado con algunas de las piezas de oro más finas de la cultura azteca jamás encontradas fue desenterrada en el corazón de la Ciudad de México, lugar de los templos más sagrados del imperio.
La calidad y cantidad de los ornamentos es muy poco común e incluye 22 piezas completas, entre ellas pendientes, una argolla nasal y un pectoral en forma de disco, todos fabricados con delgadas láminas del metal dorado, dijo a Reuters Leonardo López, el arqueólogo a cargo.
La colección, encontrada en una bóveda de piedra, fue descubierta en abril cerca de la bulliciosa plaza del Zócalo, detrás de la catedral católica de la época colonial y cerca de la escalinata del que fuera el templo más importante de los aztecas, conocido hoy como Templo Mayor.
"Estas son, sin lugar a dudas, las piezas más grandes y más refinadas descubiertas hasta ahora", dijo López, refiriéndose a las 205 ofrendas descubiertas en los más de 40 años de excavaciones en el lugar, 16 de las cuales tienen contenidos de oro.
El lobo representaba a Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra y era considerado una guía para que los guerreros caídos cruzaran por el peligroso río del inframundo. El lobo encontrado estaba dispuesto en dirección al oeste.
Los aztecas, autodenominados "Mexica", daban un gran valor al oro, aunque gran parte de él fue saqueado y fundido en barras para ser transportado a Europa. Los objetos de jade o con plumas de quetzal eran incluso más valiosos.
López dijo que será necesario realizar pruebas en las costillas del animal para comprobar la teoría de que su corazón haya sido removido como parte del sacrificio, de la manera en que los guerreros capturados eran privados de la vida en las escalinatas de los templos.
Sin embargo, esta no era una violencia cualquiera, dijo Carrasco.
"Estas personas no sólo mataban estas criaturas, o a estas personas y se deshacían de ellas. Se ocupaban elaborada y simbólicamente de ellas porque sabían que la presencia de dios debía ser venerada", añadió.
(Traducción de Sheky Espejo, editado por Patricia Avila)