ESPECIAL. - Sin información sobre la reapertura y el añoro de ver a su hija, es como Jairo Torres trata de vivir su día a día ante el cierre de Centros de Convivencia Familiar desde hace año y medio.
Las ganas de abrazar a su pequeña Victoria son muchas, pero por ahora, demostrarle afecto a través de una pantalla es lo único autorizado.
Hace dos meses, un juez le otorgó convivencia libre, sin embargo, no ha podido hacer uso de tal beneficio debido a la pandemia y en cambio, solo tiene derecho a cuatro horas virtuales por mes.
El comerciante pide que el Poder Judicial tenga más empatía y permita la reapertura cuanto antes.
Aunque el regreso a las labores estaría listo a la par de las clases presenciales, han pasado 17 días desde entonces, pero la incertidumbre continúa.
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