ESPECIAL.- Julian Assange, fundador de WikiLeaks, fue arrestado este jueves en la embajada de Ecuador en Londres tras pasar casi siete años encerrado eludiendo la Justicia y dedicado a promover la labor de su portal de revelación de secretos oficiales.
Desde su detención en 2010 en el Reino Unido a petición de la Fiscalía sueca, el experto informático pasó primero más de un año bajo arresto domiciliario en la campiña inglesa y, desde el 19 de junio de 2012, refugiado en la embajada de Ecuador en la capital, que le ofreció asilo para evitar su extradición al país escandinavo pero que ahora ha decidido retirarlo.
Finalmente, Suecia archivó la causa en su contra, pero él se quedó en la embajada para evitar ser detenido por las autoridades británicas (por violar previamente su libertad condicional) y -su gran temor- ser entregado eventualmente a Estados Unidos.
Lo que más teme desde siempre es que, si es detenido por un país aliado, puede ser entregado a Estados Unidos, donde cree que afrontaría la pena de muerte por su difusión en 2010 de cables diplomáticos confidenciales del Gobierno estadunidense -filtrados por la soldado Chelsea Manning, condenada a prisión.
Julian Assange
Nacido en Townsville (Australia) el 3 de julio de 1971, su figura, de tez pálida y característico pelo blanco, es un misterio incluso para sus colaboradores, que lo describen como carismático e inteligente pero imprevisible.
En su juventud, fue procesado en ese país por delitos informáticos al acceder, con su grupo International Subversives, a sistemas protegidos de organismos oficiales, pero salió airoso con una mera multa al valorar el juez que sus actividades respondían a la curiosidad y no a fines delictivos.
Aún adolescente, se casó con una chica con la que en 1989 tuvo un hijo, Daniel Assange, ahora diseñador de software, cuya custodia acabaron compartiendo después de separarse.
A mediados de los años noventa, Assange trabajó como programador de software libre, en programas de encriptado para Linux, y colaboró en el libro Underground: Tales of Hacking, Madness and Obsession on the Electronic Frontier, de Suelette Dreyfuss (1997), donde expuso su filosofía de no dañar los sistemas informáticos a los que se accedía.