El feminismo no sólo ha conseguido llamar la atención mundial sobre la invisibilidad y la ausencia de las mujeres en el ámbito social y político, sino que ha ido formando y transformando significativamente los entornos.
Contrario a lo que se piensa, el feminismo “no es un grupo radical que busca dividir o fomentar el odio hacia el género masculino, sino que es un movimiento político y social que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo, en contra de la opresión, la violencia sexual, subordinación y explotación, que busca condiciones de igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en relación con los hombres, así como condiciones sociales justas para ambos sectores.”, explica la socióloga feminista, Margarita Mantilla Chávez.
En el caso de México, el origen del feminismo data desde finales del siglo XIX y principios del XX, como resultado de desventajas sociales y desigualdades frente a los hombres que en ese tiempo eran más marcadas que en la actualidad.
El movimiento tiene raíz en Europa occidental de las olas feministas, cuando las mujeres pertenecientes a la clase media fueron motivadas por decidir sobre su cuerpo, condiciones dignas laborales, salud reproductiva y el derecho al voto.
Algunos logros del movimiento en México
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Derecho al voto
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Derecho a la educación
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Participación política
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Reconocimiento de la violencia a las mujeres
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Trabajo remunerado
En Yucatán, se dio un primer movimiento feminista en diciembre de 1916, cuando se celebraron dos congresos encabezados principalmente por maestras y mujeres de la clase media que buscaban crear consenso en torno a las reformas educativas y sociales.
Las tres olas en México
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De 1970 a 1980, las mujeres establecieron el sentimiento de lucha por sus derechos nombrada “organización, establecimiento y lucha”.
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La segunda etapa, llevada a cabo en los 80, se trató del “estancamiento y despegue”, que llevó a la confrontación entre las integrantes de clase media, sectores urbanos y de los sindicatos.
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La tercera y última, en la época de los 90, llamada “de alianzas y conversiones”, se basó en la búsqueda de la democratización.
Pero, ¿estos movimientos se llevaron a cabo de manera pacífica? La respuesta es no. La maestra detalla que para tener los derechos que hoy gozamos las mujeres en México, las “rebeldes y sufragistas” (como se les llamaba antes) rayaron calles, se enfrentaron a policías, ponían bombas en buzones e incluso orinaban en sedes diplomáticas y edificios de gobierno.
En cada una de las etapas se dio la reflexión, discusión y cuestionamiento de los asuntos más controvertidos y duros que atañen a las mujeres en los ámbitos políticos, económicos, culturales y sociales.
Sin embargo, la experta opina que ahora el movimiento feminista se ha desvirtuado por una falsa dicotomía del pasado y por la molestia de la sociedad en que las mujeres “se salen de su zona de confort al querer cambiar de lógica, pero también hay muchas otras personas que son empáticas con el feminismo, pues la violencia en contra de las mujeres ya está muy visible”.