MÉXICO.- Luego de lo que parece ser el inminente regreso de Joe Biden a la Casa Blanca, esta vez como presidente, el canciller Marcelo Ebrard, más allá de lo evidente, jugará un papel clave en la relación bilateral de México y Estados Unidos. Mucho antes de que el presidente Andrés Manuel López Obrador descartara reunirse con el candidato demócrata, y en cambio, sí se reuniera con Donald Trump a través de una visita de estado que, paradójicamente, después fue utilizada en los spots del republicano que buscaba la relección, Ebrard ya había tendido una mano con los demócratas.
“No sería correcto hablar con candidatos porque es una visita de trabajo, voy a entrevistarme con el presidente de Estados Unidos” dijo en junio el presidente López Obrador a vísperas del encuentro bilateral.
Pero eso no quiere decir que el nuevo presidente de Estados Unidos no conozca personalmente a López Obrador. En la carrera presidencial de 2012, se reunió con él en un famoso hotel ubicado en Paseo de la Reforma cuando era el candidato de las izquierdas, representadas en ese momento por el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano.
“Que ellos no se van a intervenir en los procesos electorales de nuestro país, y yo le hice ver, que ese es un asunto que sólo nos toca resolver a los mexicanos. En democracia, con absoluta libertad e independencia. Y que están en la mejor disposición de entenderse con quien resulte presidente de nuestro país”, relató a la salida del encuentro el entonces precandidato López Obrador.
Retrocedamos cuatro años en el tiempo.
En 2016, dos años antes de que una aplanadora llamada Morena arrasara con el 53.19 por ciento de los votos, Ebrard, que había renunciado a ser el candidato de las izquierdas en 2012, para cederle el lugar a López Obrador, y que tras terminar su mandato en la Ciudad de México decidió refugiarse en Francia, ahora, hacía proselitismo activo por la candidata demócrata, Hillary Clinton, en suelo estadounidense.
“Cada voto cuenta, apoyemos a Hillary Clinton. Derrotemos la xenofobia anti mexicana de Trump”, escribió en un tuit de ese año que viene acompañado por una foto donde la entonces primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, abraza con calidez a Clinton que venía de ser secretaria de Estado en la administración donde, precisamente, Joe Biden, era el segundo al mando.
El ahora canciller, inició dicha campaña para acarrear el voto latino, especialmente el mexicano, hacia el partido demócrata, tras haber escuchado la retórica de Trump y determinar que, inminentemente, representaba un riesgo para México. Incluso, habló con la prensa estadunidense, en una entrevista para The New Yorker explicó que, desde su visión, si ganaba Trump, se tendría una relación "creada por una opinión xenófoba, y eso también tendrá un impacto, incluso en aquellos que son ciudadanos. Si su apellido es Martínez o porque usted habla español, la vida cotidiana se volverá más difícil si ahora tiene un líder político que le dice a la gente que está bien, que es políticamente correcto, discriminar a la gente por su origen, su idioma o lo que parecen, porque, eso, es esencialmente lo que Trump está diciendo".
En un video subido a redes sociales, Ebrard vestido de manera casual con un pantalón y una camisa azules -color con el que históricamente se identifica a los demócratas- pedía abiertamente votar por Hillary.
“Hay unos estados donde hay una competencia mayor que es donde estamos concentrando ahora nuestro trabajo muchas personas, que lo estamos haciendo no por otra razón, sino por la que ya expliqué. En vez de quejarnos, pongámonos manos a la obra y hagamos lo que podamos por defendernos”, explicó . En aquella aventura, lo acompañó uno de sus incondicionales, el ex senador perredista Elías Miguel Moreno Brizuela, que ahora dirige la asociación “Frente por la Cuarta Transformación”, que, entre sus objetivos está convertirse en un nuevo partido político.
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