La población mexicana presenta 536 genes asociados a la tendencia suicida, de acuerdo con un estudio científico divulgado por el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), informó el subdirector de Investigación de este organismo, Humberto Nicolini Sánchez.
Para desarrollar el estudio denominado “La gestaltómica del suicidio”, se realizó la autopsia psiquiátrica de 44 cerebros de personas que se quitaron la vida, así como de 32 de estos órganos de gente que no murió de esa manera, sino por algún accidente u otra razón; con este proceso se hallaron “536 genes diferencialmente expresados entre ambos tipos de personas”.
Explicó que en conjunto con el Instituto de Ciencias Forenses del Tribunal de Justicia de Ciudad de México y la Universidad Benemérita de Puebla, usa un banco de cerebros de personas que fallecieron por suicidio, esto con la autorización de familiares y pasando por los comités de ética correspondientes.
“Hemos usado el órgano de personas que han muerto de manera violenta”, como homicidios o que perdieron la vida en accidentes automovilísticos, pero además tienen la misma edad de quienes “han fallecido por suicidio”, destacó el experto.
Esta comparación permitió responder a “si la expresión de los genes se encuentra igual o diferencialmente expresada en las personas con suicidio”, arrojando el resultado mencionado.
El análisis se realizó a partir de la extracción de una muestra de tejido cerebral 24 horas después del fallecimiento y se tomó de la corteza prefrontal encargada de dar la personalidad, capacidad cognitiva, toma de decisiones, así como moderar el comportamiento y la voluntad por vivir, indicó.
El experto también destacó que mediante un chip que permite hacer tamizaje genético se pudieron detectar 212 variantes genéticas que implican un mayor riesgo de que una persona tenga tendencias suicidas.
SITUACIÓN NACIONAL
En México se reportan aproximadamente 5 mil suicidios cada año —500 de ellos en la capital del país—, siendo el ahorcamiento con una corbata o cinturón el método más utilizado. Los sectores de la población con mayor riesgo de quitarse la vida son el de jóvenes de 15 a 24 años y las personas mayores de 60, siendo más frecuente en varones que en mujeres.
Nicolini Sánchez también destacó que el uso de sustancias adictivas como el alcohol y las drogas elevan el riesgo de suicidio hasta 10 y 14 veces más, respectivamente.
Los cerebros estudiados de personas suicidas fueron subdivididos “en aquellos que tenían diagnóstico concomitante a abuso de alcohol y drogas y que además salieron positivos en el momento del suicidio”.
Otros factores que influyen en el acto de quitarse la vida, además de las sustancias adictivas, son las situaciones de estrés y adversas al medio ambiente.
La ancestría también influye en la disposición genética del mexicano, observándose una predisposición a la bipolaridad y al suicidio en personas con mayor ascendencia europea.
Por el contrario, la esquizofrenia es más propensa en personas en las que predominan genes indígenas.
Una de las posibilidades que abre la investigación es el “focalizar mucho más los recursos y, en lugar de hacer campañas de prevención un tanto diluidas a toda la población”, dirigirlas a los individuos que presenten riesgo.
“El saber quiénes en la población tienen tendencia al suicidio y de los que lo han intentado, quiénes son los de más peligro, que realmente pueden llegar a consumarlo, ahí es donde estas tecnologías genómicas nos pueden ayudar a tener a tener una mejor definición”, aseveró el médico.
Aseguró que, aunque el estudio apenas se encuentra en sus primeras etapas, en un futuro cercano puede facilitar el definir los esquemas para ayudar a prevenir o controlar los factores de riesgo que llevan a una persona a querer quitarse la vida.
Incluso, dichos patrones serían exclusivamente de los mexicanos, toda vez que al basarse en la genética es claro que los tamizajes no son los mismos del japonés o del noruego, quienes enfrentan altas tasas de suicidio al año, concluyó.