CIUDAD DE MÉXICO.- María es un elemento activo de la Policía Auxiliar capitalina. A principios del 2018, la cambiaron de sede al Tribunal Electoral del poder judicial.
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Desde que llegó, comenzó a ser víctima de acoso sexual por parte de su jefe de servicio: Genaro Ascencio Ortíz.
El hostigamiento hacia María empeoró, pues su jefe comenzó a espiarla incluso en los sanitarios, pero como ella ignoraba sus insinuaciones, él la amenazó.
María sintió temor, pero confió en que sus jefes: el director del sector 63, Andrés Flores Aguilar y el subdirector Esteban Torres Velázquez, la entenderían y tomarían cartas en el asunto, desafortunadamente no fue así y el acoso continuó por ocho meses más, hasta que trascendió.
Pero el miedo a quedarse sin su fuente de ingresos, le impedía levantar la voz.
Las agresiones no pararon ahí, pues María comenzó a ver en riesgo su trabajo.
Sus superiores debían aplicarle el antidoping, como parte del examen de control de confianza que se aplica a los policías para poder continuar como servidores públicos, pero intentaron no aplicárselo para que con ese pretexto, pudieran correrla, aunque esto no les funcionó.
Verse en ese situación, envalentonó a María para denunciar la situación que estaba viviendo y lo hizo ante la Fiscalía Central de Investigación de Delitos Sexuales y levantó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, sin que hasta el momento, quien abusó de ella y quienes lo encubrieron, hayan sido destituidos o por lo menos, reprendidos.