El internet y las computadoras, indispensables para los estudiantes que continuarán con su educación este ciclo escolar 2020-2021 en medio de la pandemia de covid-19, son sólo un sueño guajiro para los habitantes de Pegueros, localidad de Tepatitlán de Morelos.
En esta comunidad, todas las familias, de la más pobre a la más rica, cuentan con una televisión, pero son escasas las que tienen un teléfono inteligente o una computadora. Aquel aparato es el único aliado con el que cuenta María de Jesús para orientar en este regreso a clases a su hijo que cursa tercer año de primaria. Además, tiene otros dos hijos, alumnos de secundaria y kínder.
"Pasan las preguntas muy rápido, en veces no las alcanzo a escribir y él no las alcanza a entender", dijo María. "Y ya después de que acaban las clases de la televisión, yo le explico a él lo que yo entendí y en veces nos hacemos bolas porque no alcanzamos a entender ni yo ni él".
En el caso de Domitila, su hija de 10 años y estudiante de quinto año de primaria, además de la televisión, utiliza una tablet para fotografiar el monitor y no perderse de la información que transmiten, pero si tiene alguna duda no puede resolverla porque no tiene internet.
"No tenemos los medios suficientes, no tenemos internet, no tenemos computadoras, entonces está muy difícil para que los niños trabajen (...) No es lo mismo ir con una maestra, [que] estar viendo una televisión, porque no entiende muchas cosas", señaló la mujer.
Ante estas carencias, los 17 alumnos de primero a sexto año de primaria de la localidad requerirán asesorías presenciales individuales en la escuela de la comunidad, pero sus instalaciones no están en las condiciones adecuadas.
Hace tres semanas, la profesora María Luisa Vázquez, maestra de los seis grados, solicitó al ayuntamiento de Tepatitlán apoyo para cortar la hierba en el plantel; con el inicio de clases, las asesorías son necesarias y aún nadie ha atendido la petición.
El aula donde la docente imparte lecciones a sus 17 estudiantes también tiene múltiples carencias, desde fallas eléctricas y mobiliario en mal estado hasta la falta de internet y proyector.
Estas faltas se suman a los 10 meses de salario que la Secretaría de Educación Jalisco le debe a María Luisa. Sólo su sentido de la responsabilidad la han hecho mantenerse trabajando a pesar del adeudo.
"Veo a los niños y no puedo dejarlos sin clase, no puedo violentar sus derechos como los violentan conmigo", sentenció.
Durante estos 10 meses, María Luisa ha costeado con sus ahorros y préstamos su estancia en Pegueros, pero de continuar sin pago, tendrá que pensar en un plan B.
"Es verdad que es nuestra vocación, es verdad que es nuestro trabajo, pero los gastos siguen, las cuentas de la vida siguen. Yo no soy de aquí y tengo que pagar renta. (...) Todo tiene un costo y si no está el pago es muy difícil, a mi me ha afectado muchísimo, he podido sobrevivir de puro milagro", dijo la maestra.
CGE