Puebla. La historia de Puebla también puede ser narrada a través de sus joyas arquitectónicas. El museo José Luis Bello y González es la muestra perfecta de una construcción porfiriana que le hace honor a su nombre desde hace 77 años.
El recinto cultural fue fundado el 21 de julio de 1944, adaptado en un inmueble del siglo XIX. Entre sus paredes se resguarda la colección artística de poco más de tres mil piezas provenientes de países de América, Europa y Asia, que contempla: objetos, muebles, arte pictórico, cristalería, talavera, marfiles y ebanistería; que adquirió la familia Bello.
La historia de José Luis Bello y González
Don José Luis Bello y González nació en el año 1822. Fue un personaje sobresaliente en la vida económica de esa época, ya que tenía a su cargo diversos comercios del centro de Puebla, así como dos fábricas textiles y una más de tabaco.
A lo largo de su vida, José Luis Bello, invirtió en pinturas y piezas de colección de todo tipo y clase; tan sólo en pinturas obtuvo más de 250 obras. Al fallecer en el año 1907 heredó su acervo a su hijo Mariano Bello y Acedo, quien siguió los pasos de su padre e incrementó la colección. Logró establecer un patronato que administre la herencia y ordenó la creación del Museo Bello y González. Tras su muerte en 1938, su deseo se cumplió; sus hijos vendieron el inmueble ubicado en la esquina de las calles 3 Sur y 3 Poniente al gobierno del estado en el año 1942, por lo que dos años después, se creó el museo.
La colección
El museo José Luis Bello y González, es uno de los pocos públicos en el mundo que resguardan una colección privada en el propio inmueble. En total, son tres mil 28 piezas en las que se destacan dos secreter, uno de origen indoportugués de marfil y otro mexicano con incrustaciones de hueso.
- Se exponen obras de pintores como Agustín Arrieta y Gonzalo Carrasco
- Existen salas dedicadas a piezas de cobres y calaminas
- El inmueble alberga un retablo de San Pascual Bailón y Lebrillo que data del siglo XVII
- En la sala de los marfiles está un óleo de Cristóbal de Villalpando denominada “El apocalipsis de la virgen según San Juan”
- La sala once presenta una puerta de cristal de Baccarat y una consola de cristal veneciano
Durante el sismo del 19 de junio de 1999, el inmueble sufrió afectaciones severas, por lo que se obligó a su cierre para su restauración. 18 años después, con el sismo de 2017, el recinto volvió a presentar algunos desprendimientos, sin embargo, hoy sus puertas están abiertas para deleite de la sociedad y el reconocimiento del pasado que genera identidad a los poblanos.
INFORMACIÓN: ISRAEL GEORGE, TELEDIARIO DIGITAL