El jueves por la noche Elon Musk regresó al lugar donde se siente más cómodo: frente a una multitud de empleados y clientes encantados de Tesla, presumiendo un nuevo automóvil.
“Es como Steve Jobs y Apple, no sería lo mismo sin él”, dijo un admirador entre la multitud, que trabaja para uno de los proveedores de Tesla.
Musk, vestido todo de negro y con un aspecto aún más relajado de lo normal cuando actúa ante un público de casa, realizó una prolongada entrega de la historia del fabricante de automóviles eléctricos antes de asumir el crédito por lo que afirmó fue su impacto en el resto de la industria automotriz: obligar a las compañías, entre ellas General Motors, Ford y Volkswagen, a fijar su futuro en la fabricación de autos eléctricos.
“Es extremadamente gratificante ver el resto de la industria” siguiendo el ejemplo de Tesla, presumió. “Es genial”.
Era casi posible olvidar por un momento las desagradables realidades que amenazaron con impactar el idilio de energía sustentable de Musk en las primeras semanas de 2019.
Al comenzar esta semana, tuvo que presentar su caso ante un juez de Nueva York acerca de por qué no se le debe acusar de desacato al tribunal, después de contrariar la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) por el uso que le da a Twitter.
El mismo día, dio marcha atrás en una sorprendente decisión que se tomó menos de dos semanas antes de cerrar la mayoría de las tiendas minoristas de Tesla. La media vuelta se sumó a la sensación de una empresa que hace su estrategia sobre la marcha, ya que tiene dificultades para encontrar el equilibrio adecuado entre reducir los precios para llegar a más clientes y obtener utilidades.
Al improvisar desde el escenario en el centro de diseño de Tesla en Los Ángeles la noche del jueves, Musk se quitó la máscara por un momento para recordar el extremo nivel de estrés que sufrieron tanto él como la compañía el año pasado mientras luchaba por resolver los problemas de fabricación del Model 3, su primer intento para llegar al mercado masivo.
“2018 se sintió como cinco años en uno, fue realmente intenso”, dijo.