Puebla, PUE. El panteón de La Piedad es uno de lo más antiguos de la Angelópolis, el camposanto abrió sus puertas el 20 de mayo de 1891.
Las leyendas
El 5 de junio de ese año, ahí fue enterrado el niño Pedro M. Rangel, de quien no existen más datos, sin embargo, uno de los difuntos más famosos es el niño Éufrates, quien carece de apellidos.
La historia narra que nació el 12 de diciembre de 1940 y murió el 17 de febrero de 1942, su tumba se ubica en la calle 3 Sur de ese cementerio. Durante años recibió a peregrinos que desde la entrada del camposanto hasta su tumba entraban de rodillas, pues tenía fama de milagroso.
Se cuenta que una mujer había acudido a sepultar a sus familiares, pero al pasar por el sepulcro de Éufrates le pidió que mantuviera con vida a sus seres cercanos que aún permanecían hospitalizados. Después, la mujer regresó al hospital donde le notificaron que sus familiares estaban fuera de peligro, cuando momentos antes no les daban esperanza de vida.
Arte funerario
Las criptas del panteón de La Piedad son consideradas como Patrimonio Arquitectónico Funerario, una designación otorgada por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
A inicios de su fundación la mayoría de los difuntos pertencían a la vida religiosa, es decir, sacerdotes y monjas, sin embargo, a partir del año 1891 comenzaron a abrirlo para el público en general.
Los visitantes
Cada año más de 70 mil personas visitan este camposanto durante la celebración de 'Día de Muertos'. Durante el día 2 de noviembre, las familias acostumbran limpiar los sepulcros y colocar flores a los fieles difuntos.
Durante 2020 las visitas fueron suspendidas a raíz de la pandemia de Covid-19, sin embargo, este año se permitió el ingreso a familiares bajo protocolos sanitarios.