MONTERREY.- Un padre no deja de serlo ni siquiera en la ausencia del hijo. Julio Morales Rodríguez perdió a su hijo Daniel hace nueve años, lo secuestraron y aunque pagó rescate por él, nunca se lo regresaron.
Lo ha buscado por nueve años y 14 meses.
Daniel iba a cumplir 18 años. Es el menor de cuatro hijos de su matrimonio con Dora María Téllez Téllez.
Más que la ausencia, duele el no saber de él.
Cuando se pierde un hijo la vida cambia, dice Julio César. Las fechas especiales dejan de tener significado.
En festejos como el día del Padre, se ríe por fuera, para que sus otros hijos estén contentos, pero se llora por dentro por el lugar vacío en la mesa, dice su esposa Dora María.
Julio César recuerda que luego de la desaparición de Daniel tardó siete meses en levantarse y salir a la calle. Y aunque ya pasaron nueve años, todavía siente como nuevo el dolor de su partida.
Ni siquiera el consuelo de una tumba donde llorar, como otros padres que han perdido a un hijo.
Julio César y Dora María no pierden la esperanza de un día tener nuevamente en sus brazos a su hijo Daniel.
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