MONTERREY.- El camino que ha tenido que recorrer Abel en los últimos años no ha sido nada fácil, pues a diferencia de la mayoría de los hombres se hace cargo de llevar el dinero a su hogar, pero también del cuidado de sus cuatro hijos de 7, 11, 13 y 18 años.
Todos los días inicia su turno a muy temprana hora, él se desempeña como chofer en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, pero ya por la tarde comienza su segunda "vuelta" en donde no le pagan con dinero, sino con sonrisas y mucho amor.
“Es la tarea, el tiempo que tengo jugar con ellos entre tarea y juegos ahí la llevamos.
“Ahí se batalla poquito pero se sale adelante, los fines de semana de repente lavo carros o ahí donde vive mi hermano ahí poco a poquito va saliendo”, mencionó.
Abel es papá soltero y pese a que a veces tiene largas y extenuantes jornadas, se da el tiempo para hacerles de cenar, ayudarles con la tarea e incluso jugar videojuegos con ellos.
“A mí también me gustan mucho los juegos entonces no batallamos juego mucho con ellos”, dijo.
Mientras no se encuentra en casa, es su mamá quién lo apoya con el cuidado de los adolescentes, por lo que se encuentra sumamente agradecido con ella.
Fue complicado al principio, tardas en acostumbrarte pero mamá me echa mucho la mano yo llego por las tardes y el fin de semana es mi responsabilidad completamente de cuidarlos
Para seguir superándose decidió estudiar la preparatoria abierta y no solo eso, pues si los tiempos se lo permiten le gustaría continuar con sus estudios.
“Ahorita estoy estudiando la preparatoria abierta, mi meta es terminarla y más que nada para salir adelante y darles una mejor vida a los niños”.
Aunque le costó adaptarse fueron sus hijos quienes se convirtieron en el motor que lo impulsan a salir adelante en esta carretera llamada vida.
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