Jorge Daniel Huitzil y Erika Castillo Aparicio han tenido que pasar su primera noche como marido y mujer durmiendo bajo una enorme lona en un albergue improvisado después del fuerte sismo de esta semana en México.
La joven pareja había programado casarse esta semana por lo civil, después por la iglesia y tener su fiesta al final. Pero el mortal temblor del martes de magnitud 7,1 trastocó sus planes.
El edificio donde vivían quedó tan dañado que es demasiado peligroso habitarlo, así que la pareja quería posponer el casamiento.
Pero se enteraron que perderían su lugar en el Ayuntamiento y los mil 19 pesos que habían pagado para reservarlo.
“No esperábamos que hubiera un temblor, entonces no pudimos cancelarlo y hoy fue nuestra boda”, dijo Huitzil el viernes, con rostro sonriente, acompañado de Castillo.
Después de la ceremonia, la pareja regresó al albergue instalado en una pequeña plaza cerca de donde vivían. El lugar no era más que varias tiendas de campaña bajo enormes lonas y ropa lavada secándose en un tendedero.
Sus familiares y los más o menos 80 vecinos de su edificio ayudaron a los recién casados a festejar su boda lo mejor que se pudiera dadas las circunstancias.
Por ahí aparecieron dos pasteles. Un hombre con rastas tocó la guitarra y los presentes entonaron la canción clásica mexicana “Cielito Lindo”. La pareja accedió al grito de “¡Beso! ¡Beso!” con un beso rápido en los labios.
El novio y la novia vistieron ropa casual: Ella lució un suéter de rayas blancas y rosa claro, así como aretes y un collar brillante. Él una camisa azul de cuello abierto.
El casamiento por la iglesia quedó pendiente por ahora, igual que la fiesta de bodas.
“Aún no sabemos bien por nuestras situaciones, pero la vida sigue, si se puede, pues adelante”, afirmó Huitzil.