CIUDAD DE MÉXICO.- Moneda a moneda se hace el negocio millonario, pero ni así funcionan al 100 por ciento. Los parquímetros acumulan quejas y quejas de los usuarios, y su mal funcionamiento termina, en el peor de los casos, con la araña entre las llantas.
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Si no es el teclado o la pantalla, es la ranura para monedas, que además de no aceptar la denominación de 50 centavos, hay que batallar para echarle las demás.
O como mencionan usuarios, ya de plano no recibe nada, porque está lleno y hay que buscar en la siguiente esquina, todo bajo la adrenalina de ganarle a la grúa.
En las 26 colonias de la capital donde operan, siempre hay usuarios molestos con el sistema, por ejemplo; pagar con tarjeta es un volado en espera de que la operación sea exitosa, o simplemente ya no hay marcha atrás, cuando se mete el número de placa mal, se ha pagado y no hay como cancelar.
Aún así la voz popular afirma que los prefiere a pagarle a franeleros o las caras tarifas de estacionamiento en zonas exclusivas.
Pero no hay pretexto para que estas máquinas cumplan con su función, y evitarle malos ratos a los capitalinos.
JM