El presidente Enrique Peña Nieto presentó una serie de recomendaciones a los 35 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para implementar 'con éxito' reformas estructurales.
De gira por París, a donde acudió a para participar en la cumbre de la organización y en la cumbre One Planet, Peña destacó la creación del "Pacto por México", un acuerdo político suscrito por los principales partidos un día después de que iniciara su administración.
El acuerdo permitió concretar 82 reformas a 51 artículos de la Constitución, 37 nuevas leyes, 110 reformas a legislación secundaria y expedir 46 nuevos reglamentos... y Peña aprovechó para compartir una serie de recomendaciones para que otros países puedan beneficiarse de la experiencia mexicana.
1. Mientras más pronto mejor.
Es imperativo aprovechar el mandato electoral en las primeras semanas o días de gobierno. Proceder así incrementa las posibilidades de éxito y el respaldo ciudadano.
2. Más es mejor.
En México la discusión acerca del número de reformas que conviene implementar simultáneamente resultó un falso debate
La voluntad de las partes, distintas expresiones políticas de advertir el diagnosticó que nos atrevimos a establecer una agenda muy ambiciosa.
3. Mantén a los beneficiarios de los cambios cerca y eventualmente muy activos.
Todo cambio estructura enfrenta resistencia de quienes pierden privilegios adquiridos previamente. La mejor forma de neutralizarlas es contar con el apoyo explicito de los sectores que habrán de beneficiarse con la implementación de las transformaciones.
4. Ten a un equipo calificado de tu lado.
Para poder alcanzar esta agenda de reformas tan ambiciosa hay que tener un equipo calificado para lograr su concreción y su implementación. Debe contarse con un grupo de negociadores expertos en cada uno de los ámbitos que serán reformados y es esencial que los reformadores estén convencido de los méritos de las reformas y comprometidos para hacerlas realidad.
5. En caso de duda, actúa.
La democracia no supone unanimidad. Siempre habrá resistencias efectivas diferentes y cuestionamientos a los cambios propuestos. Hay que saber negociar, pero entendiendo
Que el límite de las negociaciones llega cuando no se avanza y se vuelve impostergable la toma de decisiones a un si haber logrado el mayor o amplio consenso.
6. Comunicar más nunca es demasiado... y me atrevo a decir "y ni así".
Una difusión amplia de información sobre los fines, alcances y beneficios de las reformas es una inversión valiosa. El proceso reformador exige una intensa labor de análisis, argumentación, cabildeo político, pero solo será exitoso si los actores políticos y los ciudadanos comprenden lo que está en juego.
Las lagunas de información especialmente en esta era de las redes sociales suele ser aprovechada por los opositores a una reforma y resulta más difícil corregir una versión distorsionada una vez difundida que argumentar los méritos de la reforma desde el principio. Con todo lo que en esto se invierta para darle una amplia difusión de los beneficios, a veces ni así, a veces cuesta mucho trabajo lograr el objetivo deseado.
"Hay que llenar espacios porque si no, los llenan otros y los terminan ganando los que son opositores a los cambios", aseguró.
7. La última palabra la tendrán siempre los tribunales.
Es indispensable cuidar cada detalle técnico y dar solidez legal a todas las medidas consideradas en un proceso de reforma, a fin de blindarlo frente los recursos jurídicos que seguramente se interpondrán para descarrilar los cambios. No solo impulsamos reformas, nos la pasamos litigando en tribunales para asegurarnos que lo que habíamos cambiado en la ley realmente acreditara que se cambiaba al texto de nuestra constitución.
8. El orden de los factores puede alterar el producto.
La secuencia de las reformas importa. La configuración y duración de las alianzas políticas puede variar dependiendo del orden en el que se aprueben o instrumenten los cambios.
En el camino de las reformas se deben ir perdiendo aliados.
9. El cambio es su propia recompensa.
Lograr los cambios es difícil, pero el esfuerzo vale la pena. Una vez realizadas las reformas, los ciudadanos irán viendo los frutos del nuevo orden. Eventualmente darán por sentado este orden.
El riesgo para el gobierno radica en estancarse en los logros pasados. Hay que sentir satisfacción por los logros alcanzados. Hay que sentir satisfacción por lo alcanzado sin dejar de visualizr que hacia delante siempre habrá nuevos retos y nuevas reformas que promover.
10. Para ganar hay que arriesgar.
Un verdadero proceso reformador que busca resolver problemas estructurales implica necesariamente costos para quien lo promueve. Hay que empezar una buena reserva de capital político; quien no esté dispuesto a asumir los riesgos y enfrentar las consecuencias no debe enfrentar un programa de reformas.
México, el mayor reformador: OCDE
La serie de modificaciones permitieron que en 2015, la organización reconociera a México como el "mayor reformador" de los últimos 10 años entre los países miembros.
El secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, José Ángel Gurría Treviño, dijo que las reformas estructurales derivadas del "Pacto por México" fueron cambios sin precedentes en los que las negociaciones políticas se sumaron al diseño técnico.