Como parte de las celebraciones del 12 de diciembre, millones de peregrinos de todos los rincones del país se desplazan a la Basílica de Guadalupe, ubicada en la Ciudad de México, para pagar mandas o pedir favores a la Virgen del Tepeyac.
Esta movilización de creyentes es la peregrinación religiosa más gran del país, registrando en 2018 más de 10 millones 600 mil peregrinos y se espera que este 2019 alcancen los 11 millones. Un claro ejemplo es el contingente de peregrinos proveniente de San Salvador Huixcolotla.
A lo largo de los dos sentidos de la autopista México-Puebla es posible observar camiones, camionetas y motocicletas escoltando y acompañando a miles de peregrinos que caminan, corren o pedalean con devoción para llegar a su destino.
Otro punto a resaltar, es la dedicación que ponen en la decoración de los autobuses y camionetas: arreglos florales, altares de madera o cristalería, bocinas que suenan a todo volumen e incluso pasto natural.
A nivel familiar, esta peregrinación se ve como una tradición que debe celebrarse sin excusa año con año. Por tanto, existen contingentes en los que se pueden encontrar hasta 3 generaciones distintas y los más pequeños aseguran que continuarán con estas mandas.
Lo que hay detrás de las peregrinaciones es mucha organización logística, para armar los contingentes, contratar ambulancias, dar uniformes y alimentos; y preparación física por parte de los participantes, quienes inician actividades y entrenamientos con 3 meses de antelación para completar su cometido.
Del lado institucional, el Gobierno de Puebla inició el pasado 6 de diciembre el programa "Vacaciones Seguras" en el que, entre otras cosas, se ha salvaguardado la integridad física de los peregrinos en módulos de seguridad y descanso instalados a los largo de la autopista México-Puebla.
La recomendación para todos los automivilistas es respetar los límites de velocidad, reducirla al momento de pasar por un contingente de peregrinos y encender las luces intermitentes para advertir a los demás conductores.