Muchos observadores de los arrancones que se realizan en la zona de El Bajío en Zapopan acudieron a presenciar lo que quedó del accidente ocurrido la noche del viernes.
Ahí estaban los restos del auto Camaro rojo que provocó el accidente y un par de tenis, además de botellas de cerveza.
Hace seis meses, uno de los hombres que acudió al lugar sufrió un accidente también en estas carreras clandestinas.
"No pude parar el coche, banqueteé y subí al pasto", dijo.
—¿Y eso logró que usted lo dejara?
"Pues sí, porque valgo más afuera que por un pendejismo...".
A estos sitios, admitió que poco asiste la autoridad.
"Aquí casi no hay, por eso lo hace uno, se presta pues. Cuando vienen, vienen para que no tomes, muchos toman, otros no".
El viernes pasado no fue la excepción. No hubo oficiales viales.
De acuerdo con asistentes, la persona que conducía el Camaro solía asistir a este tipo de carreras.
—¿Conocías a la persona?
"Sí la ubicaba pero no la conocía", comenta otro de los asistentes.
—¿Habitualmente venía a los arrancones?
"Sí venía. Es que iban dos personas, la verdad no sé, quién iba manejando".
El viernes, como en otras ocasiones, participó en la carrera.
"Jugaron el arrancón y ya de regreso se vino todo derecho, y pues siempre estaban los muchachos que se ponen en la motos y se vino todo derecho y se llevó al de las motos", señala una persona más.
Según coincidieron, dos mujeres viajaban el Camaro rojo.