A tres años de que se prohibiera el comercio ambulante en el centro histórico de Guadalajara, la necesidad ha obligado a muchos a violar la ley y vender su mercancia en las calles del centro de la Perla Tapatía.
Panes, birote, pulseras, audífonos, collares, fruta y cubrebocas es lo que ofertan los vendedores ambulantes. Al ver al equipo de TELEDIARIO GUADALAJARA, algunos se esconden detrás de los árboles o retiran los productos del lugar y se mueven a otro punto. Fuera de micrófono, algunos confiaron que no quieren ser captados por miedo a que los reconozcan y los multen.
Según comentaron los comerciantes, todos los días deciden enfrentar el riesgo a ser multados porque en el centro hay mayor afluencia de gente, lo que les da la oportunidad de vender más.
Sin embargo, hay otros comerciantes ambulantes que tienen licencia municipal para laborar en las calles del centro, la única condición fue adquirir un carrito con logo del ayuntamiento, con un costo de 20 mil pesos.
Sebastían Arteaga es uno de ellos, vende fruta sobre la calle Colón y aunque él tiene el permiso para vender, asegura que en estos tiempos de crisis económica, el gobierno municipal debería ser más accesible con todos los comerciantes ambulantes.
“El gobierno debe hacerse de la vista gorda, que agarren la onda que tienen la necesidad de trabajar, para qué les echan tierra”, dijo el vendedor. “Que trabaje con lo que es el raterismo, los que asaltan aquí y arrebatan celulares, a la demás gente que la dejen trabajar”.
CGE