MÉXICO.- Al año ocurren 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años de edad, así lo refiere el informe más reciente de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) presentado en 2019.
Tal es el caso de Lorena Martínez y Uriel Hernández; cuando se enteraron que serían papás, decidieron vivir juntos en casa de los abuelos de Uriel. Ambos dejaron de lado sus estudios para sacar adelante a su pequeño Liam.
“Fue una noticia muy sorprendente, a los 19 años todavía tienes una visión diferente de lo que va a ser el futuro y enterarme de esa noticia fue impactante”, comentó Uriel en entrevista para MILENIO.
Conscientes de que su vida tomaría otro rumbo con la llegada de un bebé, se cobijaron en la familia, sobre todo en los papás, quienes a pesar del disgusto porque comenzaron su paternidad a temprana edad, están en la disposición de brindarles el apoyo para que ambos terminen su carrera y así se abran paso a un futuro económicamente más estable.
Uriel es proveedor de la familia, mientras que Lorena aporta un ingreso extra con un puestito de dulces que tienen en el patio de su casa. Viven felices con la familia que han formado, pero están seguros de que es mejor postergar los planes de tener un segundo hijo.
“Muchas veces es muy tedioso y cansado el trabajo, llego fastidiado, pero intento dar lo mejor de mí para que el bebé tenga la atención que necesita”, afirma el papá primerizo.
Como ellos, hay miles de casos en el país, pero no todos tienen la vida feliz que se busca al formar una familia. Por diversas problemáticas, México se sitúa entre los países miembros de la OCDE con la tasa de embarazos adolescentes más alta, lo cual entraña un grave problema de salud pública y en algunos casos una violación a los derechos humanos.
“No podemos ser omisos y tenemos que adentrarnos a que aquellos embarazos de niñas entre 10 y 12 años tienen bastante relación con el abuso sexual. Son niñas que en cierta manera desconocen plenamente lo que está sucediendo a sus cuerpos y mucho menos para poder prevenir un embarazo”, refirió en entrevista para MILENIO Ma. del Carmen Juárez Toeldo, consultora de género, salud sexual y reproductiva.
Sobre todo, en este nuevo escenario donde de la pandemia obliga a los centros de salud a priorizar la atención para pacientes con covid-19, la situación es aún más alarmante, pues además de limitar la atención en salud sexual y reproductiva, las embarazadas corren doble riesgo de mortalidad: uno por el parto a temprana edad y otro por la posibilidad de contagiarse de covid-19.
“Lejos de disminuir estos servicios se tienen que intensificar, se tienen que dar comunicados muy puntuales a la población adolescente de postergar embarazos, de que en cierta medida no estamos en tiempos óptimos para tener un embarazo”, explicó la consultora.
El desconocimiento de los jóvenes sobre sus derechos sexuales y reproductivos, la falta de información y acceso a los métodos de planificación familiar, aunado a los usos y costumbres de comunidades en condición de pobreza extrema, son las principales causas de los índices de fecundidad muy alta en más de 300 municipios del país, afirmó la especialista.
“Si bien México es reconocido incluso de manera internacional por la gama tan alta que tenemos de métodos anticonceptivos en existencia en un cuadro básico de medicamentos, en muchas ocasiones, esta situación no es tan accesible para la población adolescente”, resaltó.
mvls
MÉXICO.- Al año ocurren 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años de edad, así lo refiere el informe más reciente de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) presentado en 2019.
Tal es el caso de Lorena Martínez y Uriel Hernández; cuando se enteraron que serían papás, decidieron vivir juntos en casa de los abuelos de Uriel. Ambos dejaron de lado sus estudios para sacar adelante a su pequeño Liam.
“Fue una noticia muy sorprendente, a los 19 años todavía tienes una visión diferente de lo que va a ser el futuro y enterarme de esa noticia fue impactante”, comentó Uriel en entrevista para MILENIO.
Conscientes de que su vida tomaría otro rumbo con la llegada de un bebé, se cobijaron en la familia, sobre todo en los papás, quienes a pesar del disgusto porque comenzaron su paternidad a temprana edad, están en la disposición de brindarles el apoyo para que ambos terminen su carrera y así se abran paso a un futuro económicamente más estable.
Uriel es proveedor de la familia, mientras que Lorena aporta un ingreso extra con un puestito de dulces que tienen en el patio de su casa. Viven felices con la familia que han formado, pero están seguros de que es mejor postergar los planes de tener un segundo hijo.
“Muchas veces es muy tedioso y cansado el trabajo, llego fastidiado, pero intento dar lo mejor de mí para que el bebé tenga la atención que necesita”, afirma el papá primerizo.
Como ellos, hay miles de casos en el país, pero no todos tienen la vida feliz que se busca al formar una familia. Por diversas problemáticas, México se sitúa entre los países miembros de la OCDE con la tasa de embarazos adolescentes más alta, lo cual entraña un grave problema de salud pública y en algunos casos una violación a los derechos humanos.
“No podemos ser omisos y tenemos que adentrarnos a que aquellos embarazos de niñas entre 10 y 12 años tienen bastante relación con el abuso sexual. Son niñas que en cierta manera desconocen plenamente lo que está sucediendo a sus cuerpos y mucho menos para poder prevenir un embarazo”, refirió en entrevista para MILENIO Ma. del Carmen Juárez Toeldo, consultora de género, salud sexual y reproductiva.
Sobre todo, en este nuevo escenario donde de la pandemia obliga a los centros de salud a priorizar la atención para pacientes con covid-19, la situación es aún más alarmante, pues además de limitar la atención en salud sexual y reproductiva, las embarazadas corren doble riesgo de mortalidad: uno por el parto a temprana edad y otro por la posibilidad de contagiarse de covid-19.
“Lejos de disminuir estos servicios se tienen que intensificar, se tienen que dar comunicados muy puntuales a la población adolescente de postergar embarazos, de que en cierta medida no estamos en tiempos óptimos para tener un embarazo”, explicó la consultora.
El desconocimiento de los jóvenes sobre sus derechos sexuales y reproductivos, la falta de información y acceso a los métodos de planificación familiar, aunado a los usos y costumbres de comunidades en condición de pobreza extrema, son las principales causas de los índices de fecundidad muy alta en más de 300 municipios del país, afirmó la especialista.
“Si bien México es reconocido incluso de manera internacional por la gama tan alta que tenemos de métodos anticonceptivos en existencia en un cuadro básico de medicamentos, en muchas ocasiones, esta situación no es tan accesible para la población adolescente”, resaltó.
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MÉXICO.- Al año ocurren 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años de edad, así lo refiere el informe más reciente de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) presentado en 2019.
Tal es el caso de Lorena Martínez y Uriel Hernández; cuando se enteraron que serían papás, decidieron vivir juntos en casa de los abuelos de Uriel. Ambos dejaron de lado sus estudios para sacar adelante a su pequeño Liam.
“Fue una noticia muy sorprendente, a los 19 años todavía tienes una visión diferente de lo que va a ser el futuro y enterarme de esa noticia fue impactante”, comentó Uriel en entrevista para MILENIO.
Conscientes de que su vida tomaría otro rumbo con la llegada de un bebé, se cobijaron en la familia, sobre todo en los papás, quienes a pesar del disgusto porque comenzaron su paternidad a temprana edad, están en la disposición de brindarles el apoyo para que ambos terminen su carrera y así se abran paso a un futuro económicamente más estable.
Uriel es proveedor de la familia, mientras que Lorena aporta un ingreso extra con un puestito de dulces que tienen en el patio de su casa. Viven felices con la familia que han formado, pero están seguros de que es mejor postergar los planes de tener un segundo hijo.
“Muchas veces es muy tedioso y cansado el trabajo, llego fastidiado, pero intento dar lo mejor de mí para que el bebé tenga la atención que necesita”, afirma el papá primerizo.
Como ellos, hay miles de casos en el país, pero no todos tienen la vida feliz que se busca al formar una familia. Por diversas problemáticas, México se sitúa entre los países miembros de la OCDE con la tasa de embarazos adolescentes más alta, lo cual entraña un grave problema de salud pública y en algunos casos una violación a los derechos humanos.
“No podemos ser omisos y tenemos que adentrarnos a que aquellos embarazos de niñas entre 10 y 12 años tienen bastante relación con el abuso sexual. Son niñas que en cierta manera desconocen plenamente lo que está sucediendo a sus cuerpos y mucho menos para poder prevenir un embarazo”, refirió en entrevista para MILENIO Ma. del Carmen Juárez Toeldo, consultora de género, salud sexual y reproductiva.
Sobre todo, en este nuevo escenario donde de la pandemia obliga a los centros de salud a priorizar la atención para pacientes con covid-19, la situación es aún más alarmante, pues además de limitar la atención en salud sexual y reproductiva, las embarazadas corren doble riesgo de mortalidad: uno por el parto a temprana edad y otro por la posibilidad de contagiarse de covid-19.
“Lejos de disminuir estos servicios se tienen que intensificar, se tienen que dar comunicados muy puntuales a la población adolescente de postergar embarazos, de que en cierta medida no estamos en tiempos óptimos para tener un embarazo”, explicó la consultora.
El desconocimiento de los jóvenes sobre sus derechos sexuales y reproductivos, la falta de información y acceso a los métodos de planificación familiar, aunado a los usos y costumbres de comunidades en condición de pobreza extrema, son las principales causas de los índices de fecundidad muy alta en más de 300 municipios del país, afirmó la especialista.
“Si bien México es reconocido incluso de manera internacional por la gama tan alta que tenemos de métodos anticonceptivos en existencia en un cuadro básico de medicamentos, en muchas ocasiones, esta situación no es tan accesible para la población adolescente”, resaltó.
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