Según cifras reportadas por el economista Edgar Tejada, el 90 por ciento de la población a nivel mundial tiene acceso a un celular, mientras solo el 70 por ciento tiene acceso a los servicios públicos y necesidades básicas, como lo son el alimento, vivienda digna o agua.
Es decir, quizás la población prefiere tener un móvil que agua potable en su casa, ya que el celular ha pasado de ser un artículo de lujo a un artículo de primera necesidad.
La fácil accesibilidad a ellos permite que las personas en extrema pobreza sacrifiquen la salud o educación a cambio de uno de estos aparatos para mantenerse comunicados.