Por obras de NAIM, mueve la Conagua tres lagunas

La dependencia utilizaba esos cuerpos de agua para controlar y desfogar 6 millones de metros cúbicos de lluvias de la zona oriente del Valle de México; duplica el control de aguas pluviales para evitar inundaciones en esa región.

Por obras de NAIM, mueve la Conagua tres lagunas
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En el polígono donde se construye el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) existían tres lagunas de regulación, es decir, cuerpos de agua que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) utilizaba para almacenar, controlar y desfogar 6 millones de metros cúbicos de aguas pluviales de la zona oriente del Valle de México, mismas que fueron reubicadas para garantizar que la obra no pondrá en riesgo de inundación aquella región.

Se trata de la laguna Casa Colorada, que tenía una capacidad de almacenar 5 millones de m³ de agua, así como la de Xalapango que reunía 0.4 millones de m³ y la Texcoco Norte de 0.6 millones de m³, que recibían las aguas que descargan siete —de los nueve— ríos del oriente del Valle de México.

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El Sistema Hidrológico del Lago de Texcoco, que se extiende a lo largo de 12 mil 363 hectáreas, regula las aguas pluviales y residuales de los nueve ríos del oriente del Valle de México —San Juan Teotihuacán, Papalotla, Xalapango, Coxcacoco, Texcoco, Chapingo, San Bernardino, Santa Mónica y Coatepec—, así como las del río La Compañía, proveniente del Estado de México, y de Churubusco, de la Ciudad de México.

El polígono del nuevo aeropuerto ocupa 4 mil 553 hectáreas dentro de las más de 12 mil que abarca el lago de Texcoco. Previo a su construcción, en toda el área del sistema hidráulico, un total de seis lagunas y cuerpos de agua —Casa colorada, Xalapango Texcoco norte, Horaria, El Fusible y Churubusco— regulaban hasta 13 millones de metros cúbicos de agua pluvial; volumen de escurrimiento que puede dejar una fuerte tormenta durante ocho días.

La superficie de esos cuerpos de regulación sumaba 830 hectáreas. El lago Nabor Carrillo, que ocupa 903 hectáreas, no regulaba el agua pluvial, ya que debido a los hundimientos los canales de conducción tenían diferentes niveles a las compuertas de ingreso al lago, lo que impedía su paso.

De tal forma, con el proyecto aeroportuario la Conagua retomó el Plan Maestro de Drenaje de la Zona Metropolitano de Ciudad de México —que data de 1994—, con el fin de eficientar el drenaje de la zona oriente. Así que al quedar dentro del polígono del NAIM, tuvieron que desaparecer Casa Colorada, inaugurada en marzo de 2012, cuya planta de bombeo tuvo una inversión de 800 millones de pesos, así como las lagunas de Xalapango y Texcoco Norte, que datan de hace 40 años.

En un recorrido con MILENIO, Antonio Juárez, director del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), explicó que para sustituir la capacidad de regulación de aquellas lagunas, la Conagua rehabilitó los canales de conducción al Nabor Carrillo, con lo que el lago ya está en condiciones de almacenar y controlar hasta 10 millones de metros cúbicos de agua pluvial.

“De regular 13 millones de metros cúbicos, hoy tenemos la capacidad de 24.5 millones, es decir prácticamente lo duplicamos, tenemos mayor capacidad de regular las aguas, de controlarlas. En el corto plazo, hacia el tercer trimestre de este año, tendremos la capacidad de pasar a regular un volumen superior a los 29 millones de metros cúbicos y en el futuro cercano hasta los 43 millones de metros cúbicos de regulación, esto da mayor seguridad hídrica”, subrayó el ingeniero Juárez.

En sustitución de las lagunas de Xalapango y Texcoco Norte, se construye el Canal Colector de los Ríos del Oriente, que ya capta las aguas de cinco afluentes para conducirlas a las nuevas lagunas de regulación, que consiste en el levantamiento de bordos de entre uno y 2 metros.

Las descargas de aguas negras no ingresan al lago, el flujo se desvía a través del Dren Chimalhuacán 1.

El ingeniero Juárez destacó que una de las obras más importantes del Proyecto Hidráulico de la Zona Oriente es el revestimiento del Dren Chimalhuacán II y la construcción de un túnel semiprofundo, ya que a lo largo de sus 7.8 kilómetros de longitud, dicho canal conduce “a cielo abierto” las aguas residuales y pluviales generadas por los habitantes de ese municipio.

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