Desde hace dos años, Adriana Méndez busca a su hijo desaparecido. Ha conocido todos los municipios del estado donde se han encontrado fosas clandestinas; desafortunadamente, la búsqueda no ha sido productiva. El jueves, invitada por la comisión de búsqueda, estuvo en el rancho El Saucillo, en Juanacatlán, donde se han encontrado más de 52 cadáveres de personas asesinadas, 31 de las cuales ya fueron reconocidas.
“Ahora mi pregunta es qué les hicimos nosotras las madres para que a nosotras nos sacrifiquen de esa forma, qué les hicimos. Si algo les hicieron ellos creo que ya pagaron, ya lo mataron, ya lo golpearon, ya, que nos lo dejen por lo menos para encontrarlo y poder poner su sepultura como se debe, porque para una madre no hay un hijo malo. Yo te aseguro que si alguno de los que están metidos en eso fuera mi hijo, también lo buscaría”.
El predio intervenido por la Fiscalía se ubica a unos siete kilómetros de la cabecera municipal de Juanacatlán. Alrededor de la escena del crimen hay pocas casas, lo que facilita a los delincuentes operar sin que la autoridad se dé cuenta.
Yessenia Lizbeth busca a su hermano Roberto Amezquita desde hace dos años, tres meses y seis días. Al enterarse de la fosa de Juanacatlán pidió la ayuda de las autoridades porque tiene la presunción de que su hermano, desaparecido en Zapotlanejo, deambuló por el rancho El Saucillo.
“Él desapareció en Zapotlanejo, Jalisco, pero su última ubicación de celular fue aquí en Juanacatlán, por eso es el motivo de que asisto a este lugar, porque su última ubicación de celular que Fiscalía me dio en sábana de llamadas fue que estuvo aquí. La información que tenemos es que se salió de su casa, nunca regresó, nadie sabe nada, nadie vio nada, nadie lo conoce”.
Adriana y Yessenia seguirán buscando a sus seres queridos en Jalisco y otros estados porque tienen la esperanza de encontrarlos, vivos o muertos, pero encontrarlos.
CGE