Cantidades enormes de basura cubren la Alameda Zaragoza, acumuladas por quienes acuden a pasear a este espacio público.
Papel, botes, bolsas de plástico e incluso lo que quedó de antojitos como tortas, tacos, aguas, elotes, nieves y frituras, pueden encontrarse tirados en el suelo.
Los residuos y deshechos adornan las banquetas, áreas verdes y las calles de los alrededores: las avenidas Juárez y Allende, así como las calles González Ortega y Donato Guerra, donde incluso la capacidad de los contenedores se ve superada por los residuos.
Quienes acuden a este espacio consideran que hace falta mejorar la infraestructura de este lugar, pero el principal problema es la falta de educación de los ciudadanos para mantener los espacios y plazas públicas libres de contaminación.
La basura daña el aspecto de la Fuente del Pensador, la biblioteca del lugar, monumentos y bustos, por lo que los perros callejeros son los únicos beneficiados con toda esta suciedad.