SINALOA.- A un mes de que el gobierno federal intentara capturar, con fines de extradición a Estados Unidos, a Ovidio, hijo de Joaquín ‘El Chapo Guzmán’, la pax narca regresó a Sinaloa y en particular a Culiacán.
Los homicidios dolosos volvieron a los niveles registrados antes del fallido operativo, que dejó 13 muertos y 18 asesinados en toda la entidad ese día, según el informe de seguridad publicado por la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Tan solo ese jueves negro se registró la cuarta parte del total de homicidios dolosos (70 en promedio) que ocurre en todo un mes en la entidad.
Las calles de la capital sinaloense, que hace un mes recorrieron sicarios del cártel de Sinaloa con fusiles de asalto en mano o empotradas en camionetas, han vuelto a la normalidad.
Los establecimientos comerciales en el bulevar Enrique Sánchez, donde se llevaron a cabo la mayoría de los enfrentamientos, están abiertos y llenos.
Pero las huellas de las balaceras de ese día continúan visibles: en los negocios de la zona las marcas de bala siguen perceptibles en las paredes, unos han intentado cubrir con cemento y yeso los agujeros que dejaron las centenas de balas que dispararon sicarios.
Otros comercios no han querido o no cuentan con los recursos para hacerlo; mientras que, en los árboles de esta zona, sobre el camellón, también quedan marcas de los enfrentamientos.
Ya en el fraccionamiento donde Ovidio Guzmán fue detenido por un momento por las fuerzas federales, el inmueble está asegurado por la Fiscalía General de la República, según indican los sellos pegados en la puerta principal de esta residencia ubicada en la zona Desarrollo Urbano Tres Ríos.
En la cochera y en la puerta principal al interior de esta casa, ubicada en la calle José Clemente Orozco, en el residencial Alameda, también están los pegotes, así como un listón amarillo con una leyenda que pide no cruzar dicha cinta ni acercarse al inmueble número 293.
La vigilancia
Elementos de la Policía Estatal patrullan esta zona de clase medio alta en la ciudad, donde se escondía el hijo de quien fuera el líder del cártel del Pacífico, hoy encarcelado de por vida en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos.
Mientras tanto, personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) patrulla la capital de Sinaloa.
Incluso en carreteras cercanas al penal de Aguaruto instalaron, junto con policías estatales, un retén de seguridad para revisar automóviles.
Ese 17 octubre se fugaron de ese centro penitenciario 55 presuntos integrantes del cártel de Sinaloa que fueron armados y utilizados para atacar a las fuerzas federales. A la fecha, solo ocho presos han sido recapturados y 47 se mantienen fugitivos.
Este domingo, día de visita para familiares de los presos, todo transcurrió con normalidad. Culiacán intenta recobrar la tranquilidad, al menos la que el crimen organizado, y sobre todo el cártel de Sinaloa, le “otorga” a la ciudad pero que a la captura de uno de sus líderes desconoció.
Las unidades familiares militares recuerdan que decenas de sicarios armados con Barret calibre 50 amagaron con dispararles si no era liberado Ovidio, como finalmente decidió hacerlo el gobierno de López Obrador.
En tanto, las fuerzas armadas buscan que su presencia no pase desaperciba en este territorio. El jueves, 791 elementos marcharon por las calles de la capital del estado previo a la exposición La Gran Fuerza de México, que fue inaugurada el viernes en la explanada de Palacio de Gobierno, en el cual se encontró el gobernador de la entidad, Quirino Ordaz, quien desde el balcón admiró el recorrido militar.
Este lunes seguirá el despliegue militar con el desfile conmemorativo por el 109 aniversario del inicio de la Revolución.
dezr