VERACRUZ.- Alfredo, un joven militar de 25 años, regresó ayer a Veracruz; llegó a la casa donde creció con sus abuelos y donde vivía con su familia. Deja en la orfandad a dos pequeños de tres y siete años.
Soldado desde hace seis años, se incorporó a la Guardia Nacional hace unos meses, pero murió en los enfrentamientos del pasado jueves en Culiacán, Sinaloa, durante el operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de ‘El Chapo’ Guzmán.
Hace tres meses estuvo aquí, en su tierra, celebrando un bautizo; hoy regresó dentro de un féretro, trasladado vía aérea en un avión caza 295 de la Fuerza Aérea Mexicana, matrícula 3204, que aterrizó en la base aeronaval de Las Bajadas, a un lado del aeropuerto de Veracruz.
Elementos del Ejército y de la Guardia Nacional resguardan la vivienda donde se lleva a cabo el velorio de quien fue su compañero de armas.
A puerta cerrada, hoy por la mañana le rendirán los honores fúnebres correspondientes en el cuartel de La Boticaria, en las instalaciones del 83 batallón de infantería. Posteriormente será sepultado en el lugar donde nació, en Tierra Blanca, en la Cuenca del Papaloapan, junto a los restos de su abuelo, como era su deseo.
Los vecinos lo recuerdan como un joven tranquilo, que nunca se metía en problemas, respetuoso, deportista.
Mientras cuida la carne para preparar tamales para el velorio, la señora Virginia Suárez lamenta la “manera en que vino a acabar... nos está doliendo de qué manera, en qué forma perdió la vida”. En noviembre cumpliría 26 años.
dezr