MONTERREY.- Cada detalle es importante. Paciencia, dedicación y buen pulso, son elementales en el día a día de Jessica Martínez, quien, desde hace tiempo, se dedica al minucioso trabajo de restauración de figuras religiosas.
La temporada de mayor demanda es previo a diciembre para renovar a los niños Dios que serán colocados en el nacimiento.
“Es un recuerdo muy bonito que la gente deja porque va de generación en generación, por ejemplo, las abuelas tienen niños Dios, San Judas, si es bonito volver a darle vida”, dijo Jessica Martínez.
El arte que logra con sus manos es herencia familiar, cuyo negocio tiene más de 25 años en el Mercado Juárez.
“Por ejemplo me pueden decir si le pongas pestañas, que pintura general, o que le pongamos chapitas porque está muy descolorido, también lo hacemos”, señaló.
Labora con diversos pinceles y materiales para dar el toque exacto. Su labor, puede tardar entre 1 hora y hasta una semana para una sola pieza. Los costos van desde 50 a 500 pesos.
"Por ejemplo es depende también de que venga dañado, por ejemplo, el dedo ya lo tengo reparado, colocamos resina que es un material de mayor durabilidad al yeso, entonces de eso depende el precio", mencionó.
Pese a que la pandemia les redujo la solicitud del servicio, considera que no les ha ido tan mal.Para ella, darles vida a las figuras, es tener un tesoro preciado que se debe cuidar, ya que, aunque los clientes tienen la manera de comprar un niño Dios nuevo, prefieren conservar el que ya tienen, por el valor sentimental que representa.
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