Puebla.- En una iglesia de San Nicolás de los Ranchos, Puebla, la emblemática pintura de La Última Cena, fue altera por órdenes de un sacerdote.
El sacerdote de la parroquia Francisco Sales Cruz, decidió sustituir el rostro de Santo Tomás de Aquino, por el suyo, creyendo que pasaría inadvertido, sin embargo, los feligreses sí se dieron cuenta y se lo cuestionaron.
“Quería estar más cerca de Dios”, dijo el sacerdote a los feligreses.
Por su parte, el artista contó que fue el mismo sacerdote fue quien le pidió hacer ese cambio en la pintura que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.