Puebla.- La historia reciente de San Pablo Xochimehuacan, población en la que se presentó una explosión por una toma clandestina a ductos de gas LP el pasado 31 de octubre, está relacionada con invasiones irregulares de pobladores en una extensión de 43 hectáreas.
De acuerdo con el análisis del Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), a partir de la década de los años 80 del siglo pasado los terrenos de la junta auxiliar ubicada al norte de la capital comenzaron a ser invadidos por más de mil familias.
Actualmente, la población de San Pablo Xochimehuacan es de más de 65 mil habitantes, quienes conviven no solo con tomas clandestinas de los ductos de Pemex, sino áreas industriales y el paso de pipas y tractocamiones que transportan productos para diferentes fábricas.
El análisis del Igavim destaca que en el año 1963 fueron expropiadas 280 hectáreas del ejido de San Pablo Xochimehuacan por causas de utilidad pública. Cuatro años más tarde, un grupo de empresarios constituidos en una sociedad, Industrias Unidas de Puebla, comenzaron con el proyecto para la creación de un fraccionamiento industrial. En el año 1971, el gobierno volvió a comprar el terreno con el objetivo de urbanizarlo.
Para el año 1983 ya operaba en la zona el Parque 5 de Mayo; mientras que otras partes del terreno fueron ocupadas para distintos fines.
Una fracción situada a las orillas de la autopista México-Puebla se vendió a empresas de la construcción; y alrededor de 80 hectáreas quedaron dentro de un litigio entre el Fondo de Fomento Ejidal para la restitución del terreno ya que su uso no correspondía al decreto de expropiación, destaca el análisis del Igavim.
En tanto, 43 hectáreas que estaban abandonadas fueron invadidas por familias; mientras que en 1981 el gobierno del estado puso en marcha el proyecto de creación del Parque Industrial Puebla 2000. El Igavim resalta que en gran parte de San Pablo Xohimehuacan se encuentra concentrada en la industria; además, están operando ductos de Pemex que carecen de la seguridad necesaria y solo hay una vialidad principal que complica las labores de desalojo en caso de una emergencia.
Como parte del análisis, el instituto resalta que la mancha urbana ya superó a la instalación de ductos y el mayor problema es que no está definido el riesgo ni el peligro que existe ante las instalaciones de Pemex.