El shock, el pánico, el tumulto por el desabasto de combustible parece haber pasado, las filas avanzan más rápido y el tiempo de espera se ha reducido, la venta de gasolina se hace con mayor orden y control.
Los tiempos de espera disminuyeron a entre 30 y 45 minutos, se restringe ya a la venta en garrafones y muchas gasolineras adoptaron el sistema de turnos o citas, además se respetan los horarios de abastecimiento la gente parece entrar en una dinámica más fluida.
El desabasto sigue, el Gobierno Federal mantiene cerrados los ductos, y envía combustible apenas suficiente para mantener el suministro, sin embargo al final es la gente la que resuelve la que se organiza la que se las arregla para mantener la vida diaria en movimiento.